-Camila... -Dijo con dificultad viéndome de pies a cabeza, parecía encontrarse en el mismo estado que yo.
-Papá... -Repetí con un hilo de voz. Mis manos estaban temblando al igual que todo mi cuerpo. No podía creer lo que estaba viendo. ¿Estaba alucinando esta vez? ¿De verdad era él? No sabía qué hacer, estaba bastante cambiado, mucho más delgado, se notaba el cansancio en su cuerpo y la falta de sueño. Ver aquello era muy duro para mí, casi no quedaba nada del hombre que llegaba sonriente todos los días a casa contándonos los casos que había tratado durante el día. No parecía ese hombre imponente al que Jared tanto miedo le tenía. Sentía un nudo en la garganta y un vuelco en mi estómago pero no podía ni siquiera moverme o llorar.
-Cariño...-Murmuró y extendió una de sus manos soltando un quejido al instante, se tocó las costillas y apretó los ojos. En ese momento desperté de mi trance.
-De verdad eres tú... -Susurré aún sin poder creerlo, me acerqué lentamente y al hacer contacto con su piel lo supe. No era un sueño, no era una alucinación, era mi padre, mi padre estaba con vida frente a mí tendido en una cama con un semblante de dolor, pero era él. -Papá... -Era como si esa fuese la única palabra que pasaba por mi cabeza en ese momento. Como su posición me lo permitió me acerqué y lo abracé, quería apretarlo contra mí, quería estar segura de que seguía ahí conmigo, que no me lo habían arrebatado como al resto de mi familia.
-Estás bien, mi amor. -Escuché su voz rota y dificultosa pero también con cierto alivio.
-Estoy bien, estás aquí conmigo. -Dije sintiendo como las lágrimas recorrían mis mejillas sin poder controlarlo, aunque ni siquiera pensaba en hacerlo. -Te extrañé tanto. -Murmuré sorbiendo mi nariz.
Mi corazón estaba latiendo con mucha fuerza, necesitaba aferrarme a él, necesitaba sentirme protegida por él, por el hombre que me había cuidado desde que llegué al mundo, el hombre que me quería incondicionalmente y que sin duda daría la vida por mí.
-No sabes cuánta falta me han hecho. -Ese tono de voz desgarraría a cualquier persona y me tensé al escuchar sus palabras. -¿Dónde está tu madre y tu hermana? -Preguntó preocupado y sentí como una enorme carga se posaba sobre mi espalda. Me separé de él y lo miré a los ojos.
-Papá... -Intenté decir pero ni siquiera podía pronunciar esas palabras en voz alta, era una herida que no estaba ni cerca de ser sanada. Además hacérselo saber a él no era para nada más fácil, al contrario, no quería hacerlo, no quería romperle el corazón diciéndole que de las tres personas que más amaba en el mundo solo quedaba una y ni siquiera era la mejor. Y no pude hacerlo, el llanto se apoderó de mí y solo tomé su mano y la apreté con mucha fuerza, así lo supo.
-No tienes que decirlo. -Suspiró. -Lo sabía pero en el fondo de mí albergaba una esperanza de estar equivocado. Yo... -Respiró hondo y noté como eso le causaba dolor. -Me hiciste mucha falta, cariño. -Su mano me acarició la mejilla y yo no podía controlar mis ganas de llorar. Me veía con adoración, con amor, justo como lo hacía normalmente y miles de recuerdos vinieron a mi mente, recuerdos donde éramos felices, donde sí, teníamos problemas pero nada comparado con esto.
-Tú a mí también, papá. Te extrañé tanto. -Tomé la mano con la que me acariciaba y dejé un beso en sus nudillos.
-Y yo a ti, pequeña. -Suspiró.
-¿Qué te pasa? ¿por qué estás aquí? -Pregunté viéndolo de pies a cabeza. Ni siquiera me había dado cuenta de que tenía un gran hematoma en el rostro, el labio y la ceja abiertos con un sangrado apenas controlado.
-No es nada, mi amor. -Aseguró. -Estoy bien. -Pero no lucía convencido lo cual me alarmó de inmediato.
-¿Qué tiene? -Voltee a ver a Lauren que hasta ese momento se había mantenido al margen un poco alejada junto a la doctora que atendía a Ally.
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GLOOM (CAMREN)
FanfictionUna guerra, una crueldad fuera de este mundo y otro amor imposible. Tal vez no todos los nazis eran malos.