No tenía idea de lo que estaba haciendo, ¿qué demonios? Era una guardia de la SS y yo una judía, pero eso no era lo peor, era una mujer, ¡le estaba dando un beso a una mujer! Agradecí que estos pensamientos vinieran a mi cabeza de manera instantánea porque de inmediato me separé de ella.
-Yo... lo siento, no sé porqué hice eso. Será mejor que me vaya. -Me puse de pie rápidamente pero antes de poder escapar me tomó del brazo y me acercó a ella.
-Espera... -Fue lo único que dijo y me miró detenidamente.
-Por favor, señorita Jauregui, aléjese de mí. -Supliqué desesperada, me solté de su agarre y salí corriendo de ahí.
Sentía que en cualquier momento mi corazón se saldría de mi pecho, mi cabeza estaba punzando de una manera terrible y mi confusión solo empeoraba todo, sin mencionar que el frío era insoportable. Corrí hasta mi bloque como pude y al entrar Dinah me esperaba junto a la puerta.
-¡Por Dios, Camila! ¿Quieres dejar de ponerte en peligro? -Bufó soltando todo el aire que al parecer había retenido. -Ten, estás pálida. -Me colocó la manta en la que estaba envuelta. -¿Qué te pasó en la cabeza? -Me miró la frente con horror. Por mi parte, me había quedado sin palabras, no sabía ni qué decir, ¿debería contarle a Dinah lo que había hecho? No lo creo, era completamente incorrecto, quizá dejaría de hablarme y entonces sí me quedaría sola en ese lugar. -¿Te cortaron la lengua? -Frunció el ceño, abrí la boca, pero no podía pronunciar nada. -¿Tienes hambre? Te guardé un trozo de pan. -Me hizo caminar hasta nuestra "cama", me lo extendió, pero negué. -¿Por qué no hablas? ¿Qué te pasó? -Empezaba a desesperarse, la conocía lo suficiente y sabía que la paciencia no era una de sus más grandes virtudes. Incluso había elevado la voz, por lo que, se escucharon algunas voces callandola porque las mujeres ahí ya dormían.
-Estoy... Bien. -Dije con dificultad y casi en un susurro para recordarle que no debía elevar la voz.
-Te estás congelando, ¿cierto? -Me abrazó por los hombros proporcionándome algo de calor y regulando su forma de hablar al ver que estaba bien.
-Creo que... hice algo muy malo. -Tragué con pesadez y ella se alejó un poco para verme a los ojos.
-¿Por qué insistes en meterte en problemas, Mila? -Negó con la cabeza.
-No, nada de eso, es... otra cosa. -Apreté los ojos, tenía ganas de llorar porque la sensación de los labios de Jauregui sobre los míos me había provocado un cosquilleo en el estómago, mi cuerpo entero se había erizado, aunque quisiera negarlo, lo había disfrutado y ni hablar de que anhelaba más contacto.
-¿Qué? -Frunció el ceño.
-¿Hay alguna razón por la que me odiarías? -Sentía mis ojos llorosos. No podía perderla a ella también, la sola idea me aterraba.
-¿Por qué preguntas eso? No hay forma de que yo pueda odiarte. -Dijo como si fuera obvio.
-Es que... tengo miedo de que sepas lo que hice y me odies. -Agaché la cabeza y el primer sollozo se hizo presente.
-¿Qué rayos hiciste, Camila? -Su rostro empezó a transformarse en uno de horror.
-Yo... no sé porqué lo hice, ni siquiera lo pensé. -Escondí mi rostro entre mis manos.
-De acuerdo, me estás asustando, ¿mataste a alguien?
-¡NO! -Respondí rápido. Nuevamente esos reclamos por haber levantado la voz. –Claro que no. –Murmuré acercándome más a ella para que pudiera escucharme.
-¿Entonces? Eso sería lo único imperdonable que podrías hacer, aunque perdonable si fuera un nazi. -Se encogió de hombros.
-¿Quieres dejar de bromear? Esto es serio y está mal, Dinah. -Negué.
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GLOOM (CAMREN)
FanfictionUna guerra, una crueldad fuera de este mundo y otro amor imposible. Tal vez no todos los nazis eran malos.