CAPÍTULO 17

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-¿Cómo estuvo? -Preguntó con una ceja elevada ayudándome a salir del cuarto de baño. Me había puesto solo el vestido blanco para dormir que me había llevado.

-Peor de lo que pensé. -Hice una mueca y ella rio.

-No me siento culpable porque te ofrecí mi ayuda y te negaste. -Dio un suspiro de alivio una vez que me senté en la cama.

-Es vergonzoso que me vean en esta condición desnuda, casi humillante. -Mi voz sonó algo molesta y aunque no lo pensaba mucho, me sentía asqueada viendo mi cuerpo delgado y sucio, era completamente desagradable.

-Otra razón por la que detesto este estúpido partido, no solo te dañan física, sino también mentalmente. Ninguna mujer debería sentirse así con respecto a su cuerpo. -Miró un punto incierto, con mucho odio en sus ojos, si debo decirlo, como si estuviese viendo a una persona en específico.

-Usted... ¿Sabía que la señorita Grese le hacía eso a las mujeres? -Pregunté cuidadosamente, y ella suspiró.

-No lo sabía, pero lo presentía... me di cuenta hace un par de meses, me parecía extraño que siempre llevara mujeres jóvenes y atractivas a limpiar su habitación y después las asesinaba. Creí que era uno de sus nuevos métodos para asesinar, pero... cuando entré y te vi semidesnuda me imaginé lo peor. ¿Ella... te...? -Tragó pesadamente y no parecía capaz de pronunciar aquellas palabras.

-No, ella no abusó de mí, pero si usted no hubiese llegado lo hubiera hecho, estoy segura. -Sentí mi voz casi quebrarse al recordar lo que me había hecho. Ella intentó decir algo pero la detuve. -¿Cómo me encontró? -Me aclaré la garganta.

-Bueno, miré a tu amiga Dinah trabajando y me pareció extraño que no estuvieses con ella. Así que me acerqué y de inmediato me dijo lo que había pasado. Lo primero que pensé es que te había llevado a la cámara de gas. -Tragó pesadamente y desvió la mirada. -Así que, fui a buscarte allá, incluso a los crematorios. Cuando no te encontré no sabía si sentir alivio o angustia porque eso solo podía significar dos cosas, que no te había mandado allá o que ya te habían cremado. -Hizo una mueca aún sin poder fijar sus ojos sobre mí. -Algo me decía que debía seguir buscando así que lo hice. Intenté recordar los métodos de tortura de Grese y lo que comúnmente le hacía a las prisioneras, pero jamás recordé que solía llevarlas a su habitación, o quizá deseaba que no fuera eso lo que quería hacer contigo. -Hubo un silencio por parte de ambas. -Lo siento, me demoré mucho buscándote.

-Ni siquiera tiene que disculparse, como le dije, no es su responsabilidad cuidarme y lo hace como si lo fuera. Ni siquiera la muerte me aterra tanto como lo que ella estuvo a punto de hacerme. Así que, gracias, señorita Jauregui, gracias por salvarme de eso. -Intenté mantener mi mirada sobre sus ojos, pero no podía, cuando terminé de hablar simplemente me dediqué a ver por todo el cuarto.

-No tienes que agradecerme. -Un silencio incómodo se instaló en la habitación.

Nuestros ojos se encontraban de vez en cuando, pero de inmediato ambas desviábamos la mirada. Quizá era un golpe de realidad, era una completa desconocida para mí y yo estaba herida. ¿Qué se suponía que debíamos decir?

-Desde muy niña pasé por muchos entrenamientos físicos para llegar a donde estoy ahora. Fue... agotador y doloroso, me golpearon mucho los primeros meses. -Habló viendo a la nada y yo simplemente me dediqué a escucharla viéndola atentamente. -Cuando llegaba a casa mi madre me preparaba algo de comer, me curaba las heridas y se acurrucaba conmigo hasta que el dolor "se iba". -Hizo las comillas con sus dedos y rodó los ojos con una sonrisa, quizá le parecía tonto el pensamiento y era lógico, pero al ser una niña, supongo que tenía mucho más sentido. -Ni todos los ungüentos o medicamentos me hacían sentir mejor que eso. Mi madre era... era mi escape, siempre fue mi escape. -Su voz se quebró un poco en la última parte así que dejó de hablar y se aclaró la garganta. -Aún siendo adulta, una sola conversación, un abrazo, una caricia, era suficiente para hacerme sentir mejor. -Suspiró y vi mucho dolor en sus ojos.

GLOOM (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora