𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑣𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑡𝑟𝑒𝑠

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Luego de la ceremonia, aunque el rey intentó resistirse, fue llevado a su alcoba por los maestres. Pues su salud no le permitió quedarse más, su nariz había empezado a sangrar y sus piernas ya se habían debilitado más de lo normal.

Por otro lado la reina se quedó junto con la mano el rey, en la mesa principal junto con los recién casados.

La gente seguía bailando y disfrutando de la celebración hasta que la hora de consumar su matrimonio llegó. Todos abrieron paso en el medio del salón, mientras Aemond se levantaba para tomar la mano de su esposa.

Ambos caminaron entre los invitados bajo el sonido de sus aplausos y gritos de festejos, hasta irse por la puerta a la alcoba real de ambos.

Durante el día un grupo de criadas preparo una alcoba aún más grande que la que cada uno tenía antes, para que sea la alcoba de ambos.
A partir de ahora estarían en la misma para siempre.

Llevaron la ropa y las pertenencias de cada uno. Decoraron con los mejor de lo mejor a pedido del rey, también dejaron allí los regalos de la boda.

Ambos llegaron a la alcoba y se quedaron unos segundos observándola, ellos no la habían visto. Daenerys camino hasta enfrente de la cama para ver mejor la alcoba nueva, dándole la espalda a su esposo y Aemond cerro la puerta detrás de el, mientras la miraba con una leve sonrisa.

Se acercó a paso lento como si de cazar a una presa se tratase, hasta quedar casi pegado a su espalda, allí bajo un poco la cabeza, ya que ella es más baja que el y le quitó el collar de rubi rojo que el le había regalado hace nueve años con suma delicadeza.

-por que me lo quitas ?- pregunto ella en un tono suave, aún de espaldas pegada a el.

-por que tengo algo mejor- respondió el en un tono que la hizo estremecer. El saco de su bolsillo del pantalón una cadenita con un zafiro azul como dije, y se la coloco con la misma delicadeza.

Ella volteo sin despegarse y vio la cadenita.

Era el mismo azul de sus ojos, esos ojos con los que ha soñado incontables veces, ese azul que la volvia loca.
Ella lo miro con una sonrisa.

-me encanta-

-se que si, querida esposa...- dijo el tomando su mentón suave, viéndole los labios con deseo.
Con la otra mano se sacó el parche, el solo, ya tenía la suficiente seguridad como para dejar de usarlo cuando estaba con ella.

Daenerys vio ese azul y por unos segundos se perdió en el. Mientras su esposo aún miraba sus labios.

-gracias por hacer eso...- dijo ella viendo sus ojos, con la respiración un poco pesada por la cercanía.

-nos sabes todo lo que haría por ti...

En la penumbra de la habitación, solo iluminada por la tenue luz de la chimenea, Aemond miro a Daenerys, su mirada ardiente clavada en la de ella. La cercanía entre ambos hacía que el aire se volviera denso, cargado de una tensión palpable. Aemond tomó su rostro con firmeza, inclinándose hacia su oído mientras sus labios rozaban la piel de Daenerys, apenas un susurro de distancia.

-Dejaría que el mundo ardiera por ti, Daenerys. Solo para escucharte gritar mi nombre... Mientras todo arde en llamas, solo quedaríamos tú y yo, rodeados por el caos que provocamos

Su mano se deslizó por el cuello de Daenerys, apretándolo, sin lastimarla pero con una intención clara, sus ojos recorriendo su rostro con una mezcla de deseo y obsesión.

-Así es como siempre tuvo que terminar... Si no puedo tenerte, entonces nadie podrá- dijo el haciendo énfasis en la última frase. Dejándole en claro que ella...

𝐿𝑒𝑡 𝑇ℎ𝑒 𝑊𝑜𝑟𝑙𝑑 𝐵𝑢𝑟𝑛 (𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora