𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐷𝑖𝑒𝑠𝑖𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒

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Aemond's pov

Esta mañana, mi madre había anunciado en el consejo que, tan pronto como la princesa regresara, nos casaríamos para unir las familias. Esa excusa apenas disimulaba las verdaderas intenciones de mi abuelo y mi madre:

asegurarse el Trono de Hierro.

Mis sentimientos eran un torbellino. La ira me consumía al ver cómo mi familia intentaba manipularme una vez más. Era una constante que me sacaba de quicio. Pero, por otro lado, iba a casarme con Daenerys. Ella era la mujer que había amado desde que tenía memoria. Aunque el dolor de su partida había disminuido con el tiempo, todavía sentía una presión asfixiante por todo lo que estaba sucediendo.

Mi padre, el rey, estaba agonizando. Nadie se atrevía a decirlo en voz alta, pero todos sabíamos la verdad. Rhaenyra también estaba mal debido a su embarazo complicado. La capital estaba en un estado de caos; nos estábamos quedando sin gobernante.

Nuestra única esperanza era Daenerys, la heredera de Rhaenyra. Sin embargo, hacía una semana que no recibíamos sus cartas sobre la situación de la guerra.

Esta incertidumbre me preocupaba profundamente, pero me consolaba saber que ella era la mismísima Muerte Valyria.

No podía caer.

El rey nos había citado en el gran salón del trono; según él, tenía algo importante que decirnos. Me dirigí hacia la gran puerta, que dos caballeros abrieron para dejarme pasar.

-El príncipe Aemond Targaryen -anunció uno de los caballeros mientras descendía la escalera.

Mis hermanos, mi madre, la Mano del Rey, lord Corlys, el gran maestre y, por supuesto, el rey, todos esperaban en el salón. La tensión en el aire era palpable, cada mirada cargada de anticipación y miedo.

-Tengo algo que informarles -dijo el rey con dificultad-. Hemos ganado la guerra.

-Excelente noticia, mi rey -exclamó la Mano del Rey.

-Lo es. Hoy celebraremos con una cena

El rey iba a seguir hablando, pero un caballero lo interrumpió desde la puerta por la que había entrado antes. Todos volteamos a mirarlo, expectantes.

-La heredera del Trono de Hierro, la princesa Daenerys de la Casa Targaryen -anunció el caballero en voz alta.

Sentí que mi respiración se cortaba. Ella entró al salón caminando despacio, con una presencia que capturaba todas las miradas. Vestía su traje de cuero negro, su cabello casi suelto atado a la mitad, con pequeñas manchas de sangre en su rostro. Tenía el labio medio roto, pero su traje ocultaba cualquier otra herida. Llevaba su espada en la cadera y lucía tan jodidamente sexy.

Daenerys avanzó con paso firme hasta quedar frente al rey.

-Mi rey -dijo ella, haciendo una pequeña reverencia.

El salón quedó en un silencio sepulcral, cada mirada fija en ella.

Ella, la Muerte Valyria, había regresado victoriosa. Mis sentimientos se desbordaban al verla; la furia por la manipulación de mi familia y el amor inquebrantable que sentía por ella se entrelazaban en mi interior, creando una tormenta de emociones.

El rey, con una sonrisa débil pero orgullosa, levantó la mano y señaló a Daenerys.

-Esta noche, no solo celebramos la victoria en la guerra, sino también el regreso de nuestra princesa. Y, pronto, la unión de nuestras casas.

ella lo miro sin mostrar emociones, pues aun no sabia que nos íbamos a casar. pero al parecer entendió rápidamente a que se refería mi padre y asintió.

𝐿𝑒𝑡 𝑇ℎ𝑒 𝑊𝑜𝑟𝑙𝑑 𝐵𝑢𝑟𝑛 (𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora