𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜

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El ambiente en la sala del trono estaba cargado de tensión y expectativa. Otto Hightower, la Mano del Rey, se acomodó en el trono, su mirada fría y calculadora recorriendo la sala. Alicent y sus hijos observaban desde un lado, mientras que Rhaenyra y su familia esperaban en el otro.

Cuando las puertas se abrieron de golpe, el sonido resonó en la gran sala, captando la atención de todos.

Daenerys, conocida como la Muerte Valyria, entró con paso firme, su rostro serio y su mirada decidida. Los murmullos comenzaron a propagarse entre los presentes.

-La Muerte Valyria -susurró uno de los guardias detrás de Aegon y Aemond.

Aemond, que aún no había logrado ver entre la multitud, se inclinó ligeramente, intentando vislumbrar a la recién llegada.

Cuando Daenerys llegó al final del pasillo y se detuvo frente al trono, una quietud expectante llenó el aire. La respiración de Aemond se detuvo por un momento al verla, impactado por su presencia imponente. Sus ojos se encontraron con los de su abuelo, la Mano del Rey.

-Mi Lady -dijo Otto desde el trono, su voz resonando en la sala.

-Mi Lord Mano -respondió Daenerys, asintiendo sin hacer la reverencia que todos esperaban. Luego se dirigió a su lugar junto a su padre, Daemond, sin desviar la mirada.

Aemond la observaba fijamente, su expresión seria. Daenerys llevaba un vestido negro con detalles en rojo sangre, el encaje y las transparencias en los brazos y hombros resaltaban su figura y actitud imponente. Ella Sentía la mirada intensa de alguien sobre ella, pero eligió no voltear.

El juicio comenzó.

-Soy el pariente más cercano de Lord Corlys, su propia sangre. La verdadera implacable sangre de la casa Velaryon corre por mis venas como lo hace por la de mis hijos -empezó diciendo el hermano menor de los Velaryon.

-Si le importa tanto la sangre de su casa, no sería tan atrevido de suplantar a su legítimo heredero. Usted solo habla por sí mismo, y por su propia ambición -lo interrumpió Rhaenyra.

-Princesa, dele la cortesía de ser escuchado -le dijo Alicent, seria.

-¿Qué sabe usted de la sangre Velaryon, princesa? -le preguntó a Rhaenyra, mirándola con intensidad-. Me cortaría las venas y se la mostraría, y aún así no podría reconocerla. Esto es sobre el futuro y la sobrevivencia de mi casa, no la suya. Este es un asunto de sangre, no de ambición.

Aemond notó una ligera sonrisa en el rostro de su sobrina.

-Yo pongo la continuación de la sobrevivencia de mi casa y mi linaje por encima de todos -continuó-. Humildemente me propongo como sucesor de mi hermano, el señor de Driftmark, y señor de las Mareas.

-Si voy a seguir con esta farsa con una respuesta, empezaré por recordarle a la corte que hace casi 20 años en este- la princesa Rhaenyra fue interrumpida por las puertas abriéndose.

-El rey Viserys Targaryen, primero con el nombre, rey de los Ándalos, de los Rhoynar y de los Primeros Hombres -anunció un caballero mientras el rey caminaba por el pasillo.

-Me sentaré en el trono hoy -dijo Viserys a su mano.

-Majestad -respondió este, tratando de ocultar su ira.

El rey continuó su paso al trono hasta que su corona cayó al piso. Esta fue levantada por su hermano Daemon, quien lo ayudó a llegar al trono y le puso la corona.

-No entiendo por qué peticiones son escuchadas sobre una sucesión acordada cuando la única presente que podría ofrecer algún conocimiento sobre los deseos de Lord Corlys es la princesa Rhaenys -dijo el rey con cierta dificultad.

-Así es, majestad -dijo su prima-. Siempre ha sido deseo de mi esposo que Driftmark sea heredado, de ser Laenor, a su legítimo hijo, Lucerys Velaryon. Su mente nunca ha cambiado, como tampoco mi apoyo hacia él. De hecho, la princesa Rhaenyra recién me informó sobre su deseo de casar a sus hijos con las nietas de Lord Corlys, una propuesta con la que estoy efectivamente de acuerdo.

La mano del rey y su hija, Alicent, estaban igualmente enojados, incapaces de creer lo que escuchaban.

-Bueno, por lo tanto, afirmo al príncipe Lucerys Velaryon como heredero de Driftmark, próximo señor de las Mareas -dijo el rey.

-Usted rompió la ley, y siglos de tradición, al instalar a su hija como heredera, y ahora se atreve a decirme quién merece heredar el apellido Velaryon. No. No voy a permitirlo, ¡ÉL! No es un verdadero Velaryon -dijo apuntando a Lucerys con ira. Daenerys miraba con una pequeña sonrisa-. Y ciertamente no es un sobrino mío.

-Vayan a su recámara, ya es suficiente -dijo Rhaenyra a sus hijos.

-Lucerys es mi nieto legítimo, usted no es más que un segundo hijo de Driftmark.

-Usted puede llevar su casa como le plazca, pero no decidirá el futuro de la mía. Mi casa sobrevivió la perdición y mil tribulaciones posteriores, y por todos los dioses, no veré que termine por culpa de este...

-Dígalo -le dijo Daenerys con la mirada oscura.

-¡Sus hijos SON BASTARDOS! -gritó él-. Y ella es una golfa -dijo al rey señalando a su hija.

-Yo tendré tu lengua por- el rey fue interrumpido por el sonido de una espada, haciendo un corte perfecto en la cabeza del menor de los Velaryon, decapitándolo.

Todos al ver la escena quedaron horrorizados. Tanto Helaena como Alicent tuvieron que darse vuelta, al ver cómo el cuerpo caía al suelo derramando más que sangre, dejando a la vista la figura de Daenerys con su espada.

Mientras apoyaba la punta de la espada en el piso, ella con un dedo limpiaba la sangre que le había caído en el labio inferior de manera delicada.

Un acto que a sus tíos les pareció hasta sensual, la delicadeza mezclada con la frialdad y la oscuridad era algo que los deslumbró sin duda.

-Él puede conservar su lengua, abuelo -dijo ella sin remordimiento, con una pequeña sonrisa en sus labios, donde aún había sangre Velaryon. Su cuello, vestido y pelo también tenían sangre, pues había salpicado bastante.

-¡Desármela! -gritó la mano del rey.

-No es necesario -dijo ella limpiando la espada en su vestido y volviendo a su lugar.

El rey empezó a toser mucho y a sentir dolor.

-Antes de terminar, quiero declarar a Daenerys Targaryen, primera con el nombre, como princesa de los Siete Reinos, futura heredera del Trono de Hierro -dijo el rey en voz muy alta para que todos escuchen.

Tanto la mano del rey como su hija estaban por explotar. Todos murmuraban sobre la muerte Valyria, ahora futura reina de los Siete Reinos. Mientras que sus tíos la miraban hipnotizados.

𝐿𝑒𝑡 𝑇ℎ𝑒 𝑊𝑜𝑟𝑙𝑑 𝐵𝑢𝑟𝑛 (𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora