𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑠𝑒𝑖𝑠

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Esa noche, la princesa decidió salir a caminar, pues no tenía sueño y hacía años que no veía el pueblo. Estuvo tres horas caminando en la oscuridad de la noche con su gran capa por el pueblo. Al regresar al palacio, empezó a caminar con cautela. Ella sabía perfectamente que su vida corría riesgo, ya que era una amenaza para el trono, o mejor dicho, para los Hightower.

Se encontraba caminando por un pasillo oscuro cuando, al sentir la presencia de alguien que la seguía, preparó su daga. Esta persona la pegó de forma brusca a la pared, tomándola por la cintura. Ella, en un movimiento ágil, apretó la punta de la daga contra el cuello de la persona.

Daenerys estaba por decir algo, pero le taparon la boca con la mano al escuchar voces del otro lado de la pared. Ella miró a los ojos a la persona y no tardó en identificarlo: era Aegon.

-Es una amenaza para el reclamo del príncipe Aegon -dijo un caballero leal a la mano del rey.

-Lo es -respondió él, enojado.

-¿La matamos? -preguntó el caballero, haciendo que Aegon y Daenerys compartieran una mirada cómplice y asustada por parte de él.

-No, no por ahora, pero podemos casarla con alguno de mis nietos -dijo la mano del rey.

-Ella no querrá casarse.

-No importa lo que quiera ella.

Él la miró a los ojos, sabiendo perfectamente quién era. La distancia entre ellos era casi nula.

-No hagas ruido, sobrina -le susurró Aegon al oído a la princesa, para luego quitarle la mano de la boca. Sin embargo, la daga de ella seguía en el cuello de él, donde comenzó a bajar una gota de sangre. Ella retiró la daga.

-La diosa Valyria -dijo Aegon casi en susurro, aún muy cerca, a modo de saludo.

-Tío -se limitó a decir ella también a modo de saludo.

Iba a seguir hablando, pero escucharon cómo unos pasos se acercaban rápidamente. Ella tomó la mano de él y lo guió rápidamente por el pasillo hasta una puerta. Entraron y ella la cerró despacio.

-¿Qué sucede, mi lord mano? -preguntó el caballero que lo seguía.

-Nada, creía haber oído a alguien -dijo el lord, viendo con desconfianza hacia donde antes estaban ambos.

Por otra parte, Aegon, al voltear y ver el lugar, se dio cuenta de que era la habitación de su sobrina. Era grande, con un hermoso balcón con vista al pueblo y al mar.

-No la veo en siete años, princesa, y lo primero que hace es traerme a sus aposentos. Es algo atrevido, pero me gusta -dijo él con una sonrisa, viéndola.

-Ni en tus sueños, Aegon -dijo ella, devolviéndole la mirada.

-Debo admitir que extrañé a mi compañera -habló él en un tono suave y sincero.

-También te extrañé, Eg -dijo ella, con una ligera sonrisa apareciendo en su rostro.

Ambos permanecieron en silencio por un momento, estudiándose mutuamente. La tensión entre ellos se disipaba lentamente, reemplazada por una sensación de camaradería que no habían sentido en años.

Aegon limpió la gota de sangre de su cuello.

-Sabes, no tengo sueño y supongo que tú tampoco, así que... ¿por qué no pasamos un buen rato? Hablando, obvio -aclaró él en burla, mientras servía dos copas de vino.

Ella dudó, pero terminó accediendo. Ambos pasaron varias horas hablando y tomando vino, poniéndose al día con todo lo que había sucedido en los últimos años.

El vino y las historias fluyeron hasta que el cielo comenzó a iluminarse con los primeros rayos del amanecer. Aegon se levantó, sabiendo que era hora de regresar a su cuarto de manera sigilosa.

-Debería irme antes de que alguien nos vea juntos -dijo, desperezándose-. Ha sido una noche interesante, sobrina.

-Así es, Eg. Nos vemos más tarde -respondió ella, acompañándolo hasta la puerta.

Ella trato de descansar un rato antes de seguir con sus obligaciones del día.

𝐿𝑒𝑡 𝑇ℎ𝑒 𝑊𝑜𝑟𝑙𝑑 𝐵𝑢𝑟𝑛 (𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora