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La mañana del sábado llegó, los pájaros cantaban alegremente y se sentó sobre su cama recordando el suceso de anoche, aún seguía algo perturbada por el encuentro, pero quería saber más al respecto.

Dió su oración matutina intentando calmarse un poco, rezó por ella, por su familia y oro porque Dios guiara su camino al bien.

¿Había sido real o una pesadilla?, su cabeza era un debate mental.

Ese hombre de porte que parecía desafiar las reglas de la normalidad. Su abrigo oscuro que deslizaba como la sombra y nunca había visto unos ojos tan brillantes como los de él.

Era como si fuera alguien irreal.

Vistió con un vestido blanco de lino y bajó con su familia a tomar el desayuno, su madre ya se encontraba poniendo la mesa y lo más probable era que su padre estuviese en el granero.

─ Pon los platos.

Asintió ante la orden de su madre y sacó unos platos de la vitrina. Su mente aún vagaba sobre el acontecimiento de anoche que terminó tirando un plato partiendolo en pedazos.

─ Perdón ─ se agachó a recoger los pedazos de vidrio.

─ Trae la escoba.

Miró a su madre y fue hacia la puerta donde tomó la escoba para volver a la cocina y limpiar su desastre.

─ ¿El desayuno está listo? ─ el señor Park se metió por la puerta de cocina sacándose el sombre.

─ Lava tus manos y tú Daynet, mantén la cabeza fría.

Tiró los residuos a la basura y lavó sus manos para sentarse sobre la banca de madera y empezar a servirse el desayuno.

─ Daynet, hija ─ le dio un mordisco a su pan integral ─ luego del desayuno me gustaría que fueras por unas semillas.



─ Daynet, hija ─ le dio un mordisco a su pan integral ─ luego del desayuno me gustaría que fueras por unas semillas

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Daynet le entregó las monedas y tomó la bolsa de semillas que su padre le pidió está mañana. Caminaba por el mercado que ya estaba repleto de habitantes del pueblo y conforme pasaba veía que los residentes hablaban cosas en voz baja, siendo específicos, hablaban sobre las desapariciones recientes, avistamiento de sombras extrañas y los animales que eran encontrados muertos.

¿Tenía algo que ver con lo de anoche?

─ Buenos días señor Choi.

─ Daynet que alegría. ¿Lo de siempre? ─ ella asintió.

─ ¿Qué es lo que tanto especulan? alcancé a oír algo sobre sombras misteriosas que vagaban. ─ el señor Choi asintió mientras envolvía las hierbas en bolsas de papel.

─ Lo más probable es que sean ellos. ─ habló sin importancia.

─ ¿Ellos?

─ Sabes, tengo muchos años viviendo en este pueblo. Mi bisabuela contaba la leyenda sobre aquellas criaturas nocturnas que vivían en lo más profundo del bosque, decía que salían cada cierto tiempo, pero con un objetivo. Nadie sabe de que se trata. ─ le entregó las hierbas ─ ¿algo más?

Negó.

─ Es todo ─ buscó el dinero sobre el bolsillo ─ ¿sabe algo más?

─ Oía a mi abuelo decir que su padre se quejaba de la desaparición del ganado.

─ Gracias, hasta luego.

─ Cuídate Daynet.

De camino a casa pensaba y pensaba, no había una respuesta fija ante sus dudas. ¿Entonces ese hombre era malo o bueno?

¿Tiene algo que ver con sus creencias?

Bajo La Luna|Park Sunghoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora