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La mañana siguiente a la revelación llega con un cielo gris y opresivo, como si el mundo mismo estuviera reflejando el tormento interno de Daynet.

El dolor es una constante punzada en su pecho, un recordatorio implacable de la traición que ha sufrido. Cada rincón son recuerdos de momentos que ahora parecen ridículos en su falsedad. La luz que solía buscar en los ojos de Sunghoon se ha convertido en una sombra que la sigue, cruel y despiadada.

Las noches son aún más oscuras, llenas de insomnio y pesadillas. La dependencia que había desarrollado hacia Sunghoon, un vínculo que ella creía indestructible, se ha convertido en una prisión. Su amor, que alguna vez fue su fuente de fuerza, ahora es su mayor debilidad.

El reflejo en el espejo parece ser un extraño, una mujer consumida por el dolor y la desesperanza. Daynet ya no se reconoce en esa imagen desgarrada.

En un intento desesperado por encontrar algo de consuelo, ella se dirige a la capilla un lugar que solía visitar en busca de paz.

Se arrodilla frente al altar, su cuerpo temblando mientras busca la conexión que antes le había dado esperanza. Pero la fé que solía tener en Dios se ha desvanecido; la traición de Sunghoon ha erosionado su creencia, dejándola con un vacío espiritual aún más profundo.

─¿Dónde estás ahora? ─ susurra ─ ¿por qué me has abandonado?

Sus plegarias se pierden en el silencio de la capilla, el eco de sus palabras resonando sin respuesta. El vacío que siente es tan grande que parece consumir todo a su alrededor.

La depresión se apodera de ella con una fuerza que la arrastra cada vez más hacia abajo. La energía que solía tener se ha evaporado, reemplazada por una sensación constante de fatiga y tristeza abrumadora. Cada intento de encontrar algún significado o consuelo parece fallar, dejándola en una espiral descendente de miseria.

Los días se vuelven semanas, y Daynet se siente atrapada en un ciclo interminable de dolor.

La promesa de amor y redención que una vez anheló se ha convertido en cenizas, y su existencia ahora está marcada por un dolor implacable y una fe perdida.

Mientras Daynet sigue luchando con su dolor, la sensación de estar completamente sola en su sufrimiento se vuelve casi insoportable. La cruel realidad de su situación le muestra que su sufrimiento no es más que un eco de la desolación que ella misma ha creado al entregarse sin reservas a la oscuridad de Sunghoon.

En su desolación, Daynet se encuentra atrapada, luchando por encontrar una salida en un mundo que ha dejado de ser suyo.





En su desolación, Daynet se encuentra atrapada, luchando por encontrar una salida en un mundo que ha dejado de ser suyo

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aún no se acaba jeje

Bajo La Luna|Park Sunghoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora