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Sunghoon ha sido un maestro en el arte de la seducción. Sus palabras son suaves y persuasivas, cada toque está cargado de un encanto que parece no tener comparación. Daynet, atrapada en la ilusión de un amor perfecto, ha creído cada una de las palabras de Sunghoon, entregando su confianza sin reservas. La relación ha avanzado al punto en el que ella siente que su vida ya no tiene sentido sin él.

Sin embargo, esta noche es diferente.

La cena transcurre con una elegancia inquietante. Las velas titilan y el aroma de la comida llena el aire, pero Daynet no puede ignorar la mirada enigmática de Sunghoon. Él la guía hacia una sala privada, una habitación adornada con tapices antiguos y un suelo de mármol que refleja la luz de las velas.

─ Daynet, esta noche es especial ─ dice su voz ─ he guardado algo para ti, algo que transformará nuestra relación para siempre.

El corazón de Daynet late con una mezcla de emoción y nerviosismo. Está dispuesta a creer que esta revelación será el preludio de un amor más profundo. Sin embargo, el aire en la habitación se vuelve más pesado mientras Sunghoon la lleva hacia un espejo antiguo, cuyo marco dorado está decorado con símbolos.

─ Debes ver la verdad por ti misma ─ murmura Sunghoon con una sonrisa malévola.

El reflejo en el espejo comienza a distorsionarse, y Daynet se da cuenta de que no solo ella está reflejada, sino también Sunghoon, cuya apariencia cambia de manera perturbadora. Sus ojos se vuelven fríos como el hielo y sus colmillos, antes apenas perceptibles, se alargan en una forma feroz y depredadora Ella observa horrorizada mientras el verdadero rostro de Sunghoon se revela en el espejo.

El vampiro se vuelve hacia ella, y en lugar de la dulzura con la que solía hablar, su rostro muestra una crueldad despiadada. La risa que emite es fría y burlona.

─ Todo lo que he hecho, todo lo que he dicho, no era más que un juego para mí. Tu amor, tu devoción… todo ha sido parte de mi plan.

Las lágrimas comienzan a fluir, sus sollozos llenando la sala mientras la realidad cruel se asienta en su pecho. Sunghoon se acerca, su presencia se vuelve aún más intimidante, y su risa no cesa.

─ No eres más que una pieza en mi juego ─ continúa él, su tono lleno de desprecio ─ tu sufrimiento me es irrelevante, solo quería tu entrega total. Ahora que la has dado, puedo disfrutar del espectáculo.

Cada palabra de Sunghoon es un puñal en su corazón. Su amor, que una vez fue la luz de su vida, se ha convertido en una tortura.

Mientras la risa de Sunghoon se mezcla con el eco de la desolación de Daynet, ella siente su mundo desmoronarse. La promesa de un amor eterno se convierte en una prisión, y la realidad de su traición deja cicatrices que ningún amor podría sanar.

─ ¿Lo ves ahora?, mi amor por ti nunca existió.

Bajo La Luna|Park Sunghoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora