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El eco de los cantos de la misa se desvaneció, dejando en la iglesia un silencio reverente. La luz que se filtraba a través de los vitrales pintaba en el suelo patrones de colores suaves. Daynet, con sus pensamientos dispersos, se dedicó a revisar el libreto del himno final, ajena a las sombras que acechaban a su alrededor.

Con el último "Amén", la congregación comenzó a dispersarse. Daynet, atrapada en la corriente de gente que salía, notó a una anciana sentada sola en un banco cercano. Sus ojos, profundos y sabios, la observaban con una intensidad que contrastaba con el ambiente solemne de la iglesia.

La chica intrigada se acercó.

─ ¿Necesita ayuda señora?

La anciana levantó su vista y sus ojos eran profundos.

─ Daynet ─ pronunció con firmeza ─ debemos hablar ─ la joven frunció su ceño inquieta.

─ ¿Cómo sabe mi nombre?

─ Eso no es importante ahora. Lo que importa es el aviso que debo darte ─ la chica confundida tomó asiento en el banco enseguida de la anciana ─ no puedes caer en la tentación de los vampiros, incluso si ya estás enamorada de uno.

El corazón de Daynet dio un brinco. Aunque ya estaba familiarizada con la existencia de los vampiros, la verdad de sus sentimientos por uno de ellos la tomó por sorpresa. ¿Cómo sabe que está enamorada de uno?

─ Sé que sus encantos son seductores y que, a veces, lo que parece amor puede ser un velo sobre una verdad mucho más oscura. Los vampiros tienen el poder de manipular y deslumbrar. Su belleza es un arma, y su atractivo, una trampa ─ la anciana continuó.

Daynet sintió un nudo en el estómago, luchando contra el miedo y la confusión.

─ ¿Qué debería hacer ahora? ─ se escuchó en un murmuro.

─ El amor que crees experimentar puede ser una ilusión creada para atraparte en una red de sombras.

Con esas palabras, la anciana comenzó a alejarse, Daynet la observaba alejarse mientras se perdía en la multitud.

─ Hija, es hora de irnos.

Se puso de pie de la banca de madera y caminó hacia la salida acompañada de sus padres, sus pensamientos le daban vuelta a su conversación con la anciana.

¿Por qué lo decía?

Sunghoon parecía ser honesto.

Mientras iba en el carruaje, todo iba en silencio, solo se escuchaban las pisadas de los caballos que eran manejados por su padre. Aferró una de sus manos a la manta que llevaba sobre sus piernas y con otra mano sacó el dije que el vampiro le había dado una noche, observando el símbolo.

No conoció al chico en las mejores circunstancias y su hablar no era lo más bueno del mundo, incluso la hizo dudar de su fé.

Pero todo tenía un trasfondo, era un hombre dolido y cegado que aún no lograba sanar sus heridas, pero en lo más profundo de su ser, entre lo más oscuro había un rayo que luz que aún permitía ver que era alguien de sentimientos puros.

Eso era lo que Daynet creía de Sunghoon, por qué al fin y acabo él estaba logrando su objetivo.

Bajo La Luna|Park Sunghoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora