Capítulo Veinticuatro

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La mirada que Jeongin le dirige a Soobin es intensa, casi helada. Sus ojos, normalmente dulces y cálidos, ahora son fríos y desprovistos de emoción, como si en lo más profundo de su ser lo odiara y desconfiara de cada una de sus intenciones. Esa repulsión es tan evidente que nadie se atreve a romper el silencio, y menos aún, cuando la sonrisa de Soobin, tan genuina y cálida, se quiebra por un instante, dejando paso a una expresión de desconcierto. Nadie, ni siquiera él, esperaba recibir una bienvenida tan hostil.

Felix, sintiendo el peso de la tensión que ahora cuelga como un manto oscuro, intenta aliviarla con una risa nerviosa.

—Debe ser que no se acuerda de ti, no te lo tomes a pecho —dice, su voz temblorosa traicionando su incomodidad. Se acercó y tomó de inmediato la mano del menor que tiene apresado el brazo del más alto alejándolo. —Por favor, Innie... —le susurró bajo.

Choi recupera algo de su compostura, ofrece una sonrisa débil y retrocede,
—Lo entiendo, debe ser raro —murmura, su voz apenas un susurro.

Pero Jeongin no aparta su mirada de él. Lo analiza de arriba a abajo con una expresión afilada, casi asesina, como si tratara de encontrar algún defecto oculto en la apariencia tranquila del mayor. Quiere decir algo, algo que está atrapado en su garganta, pero no encuentra las palabras. Su instinto grita, le advierte, le dice que hay algo terriblemente mal en todo esto.

Hyunjin, a un lado, observa la escena con creciente preocupación, sus cejas fruncidas en una mezcla de confusión y alarma. Nunca había visto al pequeño así, tan frío y distante, tan reacio a alguien. Es incómodo y pesado.

—Creo que será mejor que me retire —dice Soobin finalmente, disculpándose con un tono suave, intentando disipar el malestar. Se gira para irse, pero no da un solo paso cuando Felix, inquieto, se apresura hacia él.

—Espera, Soobin, yo...

Antes de que pueda terminar su frase, Jeongin lo detiene, sujetando con fuerza su brazo. La determinación en sus ojos es feroz, y su voz es apenas un gruñido ahogado.

—No se acerque a él —ordena con una intensidad que sorprende a todos, incluso el ajeno, que se detiene por un segundo, su rostro impasible, como si procesara el rechazo pero, en lugar de responder, decide marcharse, sin querer causar más problemas.

Felix se gira bruscamente hacia su hermano menor, su expresión es de furia y desconcierto. La tensión en su cuerpo es evidente, su mandíbula apretada mientras trata de controlar sus emociones.

—¿Qué demonios pasa, Jeongin? —le espeta, sin entender lo que está ocurriendo.

No responde de inmediato. Su mirada sigue clavada en la puerta por donde el azabache acaba de desaparecer. Cada fibra de su ser le grita que algo no está bien. No confía en Soobin. No puede. Algo en sus entrañas le dice que ese joven de sonrisa amigable es eso... Y es algo peligroso, algo que amenaza con arrastrarlos a todos a un abismo del que no podrán escapar.

Stray Kids Surviving - Apocalipsis ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora