El fin del mundo llegó el 25 de marzo del 2018 para arrasar con la humanidad gracias a un misterioso virus infeccioso que se llevó la cordura de las personas.
Seis años después, un grupo apodado "Niños Callejeros" busca sobrevivir en aquel mundo cru...
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El ambiente dentro de la van es tenso, la incertidumbre y el miedo flotan en el aire como una nube pesada. El grupo está a punto de salir al exterior, un mundo plagado de peligros y muerte, pero antes de hacerlo, deben tomar una decisión. Quién se queda, quién sale, y quién enfrentará los horrores de lo que alguna vez fue un hipermercado.
—¿Y cuándo hará su parte, ah? ¿Ahora tendremos que protegerlo de gratis? —se quejó notoriamente Wonpil. —¿No es parte del equipo ya?
—¿Tan desesperado estás o no quieres salir? De todas formas, su turno llegará. No te preocupes —le contestó Changbin molesto desde su posición.
—No hay lugar para holgazanes —opinó Minho.
—Nuestro líder tiene la última palabra —pronunció Yugyeom de forma pasivo-agresiva.
Felix los mira prepararse, las palabras le llegaron como un nudo en la garganta, asiente con resignación. Sus ojos se encuentran con los compresivos del líder quien parece estar a punto de hablar, pero decidió adelantarse.
—Iré con ustedes —ya no es el mismo niño mimado que lo tenía todo con solo decirlo. La vida dejó de ser fácil hace tiempo pero aún no es momento de caer. Mientras tenga una boca a la que alimentar, se levantará y se arriesgará.
Sabe que ellos tienen razón, pero el miedo a lo que le espera afuera es abrumador. Pero para proteger a su hermano, tiene que dar su parte, tiene que ser útil para el equipo.
Bang, interviene, su voz firme pero no carente de comprensión. —Puedes quedarte, Felix. Saldrás la próxima vez —ofrece, dándole una salida. Pero el rubio, con orgullo y determinación, sacude la cabeza. No quiere ser una carga, no quiere que lo vean como alguien débil.
—No, iré esta vez —responde, su voz más fuerte de lo que se siente. —Voy a ayudar. Daré mi parte en el equipo.
Con la decisión tomada, se vuelve hacia Jeongin, quien yace recostado contra la pared del vehículo, cubierto por sábanas. La fiebre lo tiene atrapado en un sueño inquieto, y Felix siente una punzada de culpa por dejarlo. Se inclina y, con suavidad, le da un beso en la frente, murmurando: —Pronto volveré —es una promesa, una que se repite en su mente mientras se prepara para salir.
Una vez fuera, el grupo se organiza de forma casi automática. Bang se coloca al frente, liderando como siempre. A su lado están Yugyeom y Wonpil, ambos con expresiones serias, listos para cualquier cosa. Minho y Jihyo se posicionan al otro lado, vigilantes, mientras Felix, con el corazón acelerado, se queda atrás junto a Hyunjin. No es que las posiciones se decidan de antemano, es como si cada uno supiera instintivamente cuál es su lugar en el grupo.
Felix toma su arma con manos temblorosas, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Mira una vez más hacia la van, hacia Jeongin, antes de cerrar la puerta tras él.
