Capítulo Veintiuno

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La camioneta permanece inmóvil, su motor aún zumbando mientras el grupo se encuentra inmerso en un tenso debate. La grotesca bienvenida a sus pies no hizo más que intensificar la incertidumbre que ya sienten. El aire dentro del vehículo es denso.

Lia fue la primera en romper el silencio, su voz temblando ligeramente al expresar su opinión:

—No deberíamos entrar —opinó, su rostro pálido. —Se ve que aquí hay pura gente loca.

Wonpil cruza los brazos sobre su pecho mientras la mira. —Pensé que era tu familia —se burló descarado. No puede desaprovechar la oportunidad de darle la contraria a la irritante chica. —Eres exagerada, esto no es nada.

—¡No estoy exagerando! —se volteó hacia él, visiblemente ofendida —¡Es claro que es una trampa y yo no voy a caer en ella!

—¿Y si no lo es? —intervino Han, inclinándose hacia adelante —¿Y si lo que vemos solo es una fachada para asustarnos? Tal vez ya no queda nada y este lugar está vacío.

—Es una mala idea, —intervino Minho de inmediato mostrando su desacuerdo —no sabemos qué nos espera allí. Podríamos estar caminando directo a una trampa.

Yugyeom mira desde su posición en silencio la gloriosa pancarta. Aquella situación despertó algo en él, una mezcla de adrenalina y curiosidad mórbida que no puede ignorar. Sus ojos brillan con un deseo que no puede ocultar, aunque trate de disimularlo.

«¿Quién es tan creativo?» pensó curioso. Una escenografía así necesita un tiempo y dedicación tan macabra y desagradable. Alguien de un corazón tan retorcido, mucho más retorcido que los asquerosos y desagradables Zombies, al punto de no temerles y burlarse de ellos como simples accesorios.


—Con esta bienvenida no me apetece mucho ir —vaciló Bin.

—Pero hay agua —intervino Jihyo, dejando en claro ambos lados. —Debemos tener en cuenta lo mucho que nos cuesta conseguir.

Todos lo saben, fue suerte o más bien un milagro de uno en diez millones que consiguieron un manantial. Pero la suerte no siempre estará con ellos.

Wonpil se encogió de hombros, como si la decisión fuera tan simple como cualquier otra. —Hemos hecho peores cosas que esto, ¿no? —dijo, como si estuviera recordando las muchas veces que lo han arriesgado todo.


—Podríamos morir por una estupidez, es claro que no somos bienvenidos aquí, para sobrevivir debemos cuidar nuestras vidas primero —Minho aclaró con dureza, no dispuesto a flaquear.

—No hables en plural si solo te importa la vida de Han —respondió Yugyeom, sin contenerse. Sus palabras fueron directas y contundentes, golpeando justo donde sabe que dolerá. —No quiero morir de sed. Quiero agua, la necesitamos para vivir. Según el mapa, el siguiente punto de agua está del otro lado del país. O nos arriesgamos, o nos quedamos sin nada.

Stray Kids Surviving - Apocalipsis ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora