Scarlett se preparaba para salir de su hogar. Se puso su chaqueta habitual, una prenda que ya se había vuelto parte de ella, tanto como la preocupación que anidaba en su pecho. Su padre había partido temprano, como era su costumbre, rumbo a la constructora donde trabajaba. Aunque el salario no era el más generoso, él se las ingeniaba para mantener todo a flote, un verdadero héroe en el trasfondo de su vida cotidiana o eso buscaba aparentar. Sin embargo, la preocupación de Scarlett por él nunca la abandonaba. A pesar de sus sonrisas y su insistencia en que todo estaba bien, su hija sabía que, tras esa fachada, había cansancio y sacrificio.
Con un suspiro que se mezclaba con el frío de la mañana, cerró la puerta del apartamento y descendió las escaleras a saltos, apresurándose a llegar a la estación de autobuses. Pero al cruzar la puerta del edificio, su ritmo se detuvo en seco. Un auto estaba estacionado justo enfrente. Del vehículo emergió una figura familiar, Beatriz, quien se acercó a ella con una sonrisa. Para Scarlett, esa expresión era un regalo usual, y su visita, una rareza que la llenó de sorpresa y curiosidad.
-Buen día profesora----saludó de manera formal.
-Buen día Scarlett, vine para que vayamos juntas a la escuela----señaló con una mano su auto.
-No quiero ser grosera, pero...¿A qué se debe esta novedad?----no entendía nada.
-Me he dado cuenta de que a menudo llegas tarde a la escuela, no eres una estudiante cualquiera, eres la líder de grupo y no es correcto----explicó.
-No es mi culpa, siempre salgo temprano pero el autobús se retrasa----dudó en continuar pero lo hizo----no me gusta deber favores.
-No me debes nada, digamos que esta es mi paga----Scarlett se confundió aún más----gracias a ti ahora Fabricio y yo estamos juntos, por cierto, te traje el libro, ya terminé de leerlo.
-¡Ah!, ahora entiendo a que se refiere, siendo así, aceptaré con gusto que me lleve----finalmente todo estaba aclarado.
-Te llevaré todos los días a partir de hoy, no aceptaré un no por respuesta, lo advierto----habló mientras subían al auto. Scarlett simplemente asintió.
-Sabía que algo pasaba entre ustedes dos, me alegra no haberme equivocado----dijo mientras miraba la carretera pasar.
-Al parecer notas muchas cosas y analizas a las personas----sonrió por lo que diría a continuación----yo era igual qué tú a esa edad, observaba todo.
-¿Sábe cuál es mi frase preferida del libro?----Beatriz quedó en silencio para escucharla----"Todo es difícil hasta que se logra, todo da miedo hasta que se conoce, todo importa poco hasta que se pierde"----suspiró.
-Supongo que pensaste en eso cuando aceptaste ser líder de grupo, ¿era tan difícil como lo imaginaste?----preguntó seria, mientras giraba el volante.
-No, al contrario----quedó en silencio unos segundos----tener tanta responsabilidad me hizo ser más fuerte, y entender muchas más cosas.
-Me alegra no haberme equivocado tampoco----detuvo el auto frente a la escuela.
-Profesora, gracias----dijo desde el otro lado de la puerta y se despidió con una mano. Se fue antes de que le respondiera.
-Esta niña----susurró para ella misma y luego sonrió feliz. Se dirigió al estacionamiento para dejar su auto.
Al ingresar a la escuela, algo inusual se palpaba en el aire. Los pasillos estaban vacíos, desprovistos de la animada algarabía habitual que los llenaba; ni un solo profesor a la vista. Al acercarse a su aula, una inquietud se apoderó de ella. Al atravesar la puerta, se sintió como una intrusa en un mundo sombrío. Los murmullos de sus compañeros creaban una atmósfera densa; Brayden, en particular, le lanzó una mirada cargada de desdén. Una sensación de angustia la invadió; algo no iba bien, y su instinto la urgía a descubrir qué era. Antes de poder formular una pregunta a Hannah, una voz conocida la llamó desde la puerta.
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Nuestro Otoño
Teen FictionPara muchos, la primavera es un canto de alegría y un renacer de la vida. También lo fue para mí en su momento, un tiempo de luz y esperanza. Sin embargo, esa esencia vibrante se ha desvanecido con el paso del tiempo. Mi primavera, una vez radiante...