Capítulo 1: El Precio del Silencio

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¡Bienvenidos al inicio de esta historia! Espero que disfruten cada momento y giro de la trama tanto como yo disfruté escribiéndola. Su apoyo es muy importante para mí, así que no duden en dejar sus comentarios y compartir sus pensamientos. ¡Gracias por leer y espero que esta historia les cautive y entretenga!
Ahora si, les dejo el primer capítulo.



01

Taehyung siempre había sido un omega dulce, amable y sumiso. Desde pequeño, su naturaleza gentil había sido una bendición para su familia, especialmente en un hogar donde la jerarquía se marcaba con líneas tan claras como crueles. A pesar de vivir rodeado de lujo, Taehyung nunca había conocido la verdadera libertad; sus días estaban marcados por las expectativas, la obediencia y una inocencia que sus padres se esforzaron en mantener intacta. Pero todo cambió cuando la familia Kim cayó en la quiebra, y el peso de los pecados de su padre comenzó a aplastarlo lentamente.

En su desesperación por ayudar, Taehyung había buscado un trabajo en una pequeña cafetería en un rincón de la ciudad. La paga era miserable, apenas suficiente para comprar algunos alimentos básicos, pero Taehyung no se quejaba. Era lo único que podía hacer para contribuir a su hogar, y cada moneda que ganaba la entregaba con una sonrisa tímida y esperanzada. Sin embargo, bajo esa fachada de tranquilidad, se escondía una creciente ansiedad. Algo oscuro se cernía sobre su familia, y aunque sus padres intentaban ocultarlo, Taehyung podía sentir cómo la tensión aumentaba día tras día.

Esa noche, Taehyung regresó a casa agotado pero satisfecho con su trabajo en la cafetería. Había logrado llevar pan fresco y algunos vegetales, suficiente para preparar una cena sencilla. A pesar de que la casa Kim seguía siendo grande y majestuosa, los signos de decadencia eran evidentes: las alfombras ya no estaban tan limpias, los muebles mostraban el desgaste del tiempo, y el silencio era más denso que nunca. Pero Taehyung no dejó que eso le afectara. Como siempre, tomó su lugar en la cocina, preparando la comida con cuidado, poniendo todo su empeño en hacer algo que pudiera complacer a su familia.

El omega no tenía derecho a sentarse en la mesa principal. Eso era algo que había aprendido desde que era un niño. Su lugar estaba en la cocina, sirviendo y asegurándose de que todo estuviera en su sitio. Sin embargo, esa noche, algo era diferente. Cuando terminó de colocar los platos y entró al comedor para servir la comida, notó la presencia de un extraño en la mesa. Era un alfa. Un hombre que Taehyung nunca había visto antes.

El alfa emanaba una aura de poder y peligro, una energía que llenaba el ambiente con una tensión palpable. Sus ojos oscuros seguían cada uno de los movimientos de Taehyung con un interés inquietante. Era Jungkook, aunque Taehyung aún no lo sabía. El omega sintió un nudo formarse en su estómago, pero se esforzó por mantener la compostura. Hizo una reverencia respetuosa y continuó sirviendo la comida en silencio.

A medida que avanzaba la cena, Taehyung trató de mantenerse invisible, como siempre lo hacía, pero era imposible ignorar la presencia dominante del alfa. La mirada de Jungkook no abandonó al omega ni por un segundo, observando con un interés que Taehyung no podía comprender. Era como si el alfa estuviera evaluando cada aspecto de él, desde la forma en que sus manos temblaban ligeramente al servir, hasta la manera en que sus mejillas se teñían de un leve rubor cuando notaba que estaba siendo observado.

Finalmente, Jungkook habló, su voz profunda y autoritaria resonando en el comedor.

—Siéntate—ordenó, señalando un lugar vacío en la mesa.

Taehyung se congeló. Sus ojos se abrieron de par en par mientras la confusión y el miedo lo invadían. No era su lugar sentarse con los alfas, menos aún con un extraño tan imponente como Jungkook. Pero antes de que pudiera protestar, su padre, que había estado observando la interacción con una expresión indescifrable, intervino.

—Obedece, Taehyung—, dijo su padre con una voz dura que no admitía discusión.

Con el corazón latiendo a toda velocidad, Taehyung finalmente asintió y se dirigió al asiento que Jungkook había indicado. Se sentó con las manos sobre su regazo, la cabeza gacha, tratando de hacer todo lo posible por no destacar. No tocó la comida frente a él, y cada segundo que pasaba se sentía como una eternidad.

El alfa, mientras tanto, continuó observándolo, sus ojos oscureciéndose con un interés creciente. Taehyung no podía entender qué veía Jungkook en él, pero el silencio se rompió cuando los adultos comenzaron a hablar de negocios. Taehyung intentó desconectar, concentrándose en mantener la calma, pero entonces escuchó algo que le heló la sangre.

—Él será el pago—, dijo su padre, su voz fría y carente de cualquier emoción.

El mundo de Taehyung se detuvo. Levantó la mirada con incredulidad, sus ojos llenándose de lágrimas que apenas podía contener. Quiso hablar, protestar, pero las palabras murieron en su garganta. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Él? ¿Como pago?

El escalofrío que recorrió su cuerpo fue como un golpe de realidad, dejándolo temblando y sin aliento. El omega sintió como si el suelo bajo sus pies hubiera desaparecido, dejándolo suspendido en un vacío insondable. Todo lo que había conocido, toda la vida que había intentado construir, se desmoronaba en un instante.

—Taehyung será tuyo, Jungkook—,continuó su padre, ignorando el impacto que sus palabras tenían en su hijo menor. —A cambio, nuestras deudas quedarán saldadas—.

Jungkook no respondió de inmediato. Sus ojos seguían fijos en Taehyung, pero ahora había una intensidad en su mirada que el omega no pudo descifrar. Finalmente, el alfa asintió lentamente, una sonrisa peligrosa curvándose en sus labios.

—De acuerdo—, dijo con una voz que parecía sellar el destino de Taehyung.

El omega sintió como si su mundo se hubiera roto en mil pedazos. Era un prisionero en su propio cuerpo, incapaz de escapar de la realidad que lo envolvía. Quería gritar, correr, hacer algo para detener lo que estaba sucediendo, pero sabía que era inútil. El poder del alfa que tenía frente a él, y la determinación en las palabras de su padre, eran barreras insuperables.

Esa noche, la dulzura y la inocencia de Taehyung fueron las primeras víctimas del oscuro destino que le aguardaba. Mientras las sombras de la noche se extendían sobre la casa Kim, una nueva vida se forjaba para el joven omega, una vida que jamás hubiera imaginado, una en la que su cuerpo y su alma estaban destinados a ser poseídos por el alfa más temido del continente.

Fuego EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora