Capítulo 43: Acuerdo

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El ambiente en la mansión Jeon estaba cargado de una tranquilidad incómoda. Desde que los bebés llegaron, la rutina de Taehyung se centraba exclusivamente en ellos. Amamantaba a su propio hijo y también al bebé de Jungkook, sintiendo en lo más profundo de su ser la necesidad de protegerlos. Su instinto omega lo empujaba a cuidarlos, a amarlos, como si fueran suyos, sin importar las circunstancias que los rodeaban. Sin embargo, esta entrega maternal no hacía desaparecer la distancia que Taehyung mantenía con Jungkook.

Jungkook observaba en silencio cómo Taehyung se dedicaba a los pequeños. No podía evitar admirar la devoción que mostraba el omega, incluso hacia el hijo que él había tenido con Yuna. Cada gesto, cada caricia, cada susurro que Taehyung les dedicaba a los bebés, reforzaba en Jungkook la certeza de que Taehyung era lo mejor que le había pasado. Pero también sabía que el omega lo evitaba. Esa realidad lo golpeaba como un recordatorio constante de sus errores.

Una tarde, mientras los bebés dormían en sus cunas, Taehyung decidió salir al jardín trasero. El aire fresco le brindaba un respiro, una pausa en su abrumadora realidad. Se sentó en un banco bajo un gran árbol y cerró los ojos, permitiendo que los rayos del sol acariciaran su piel. Los últimos meses habían sido agotadores, y aunque físicamente se sentía débil, sabía que emocionalmente estaba en un lugar aún más precario.

De repente, escuchó pasos detrás de él. Sabía que era Jungkook antes de que él hablara. Su aroma, su presencia, eran imposibles de ignorar.

—Tae... —La voz de Jungkook era baja, como si temiera romper el frágil equilibrio que existía entre ellos.

Taehyung abrió los ojos, pero no se giró para mirarlo. Mantuvo la vista en el horizonte, esperando que Jungkook dijera lo que había venido a decir.

—Quería... hablar contigo. —Jungkook se acercó un poco más, pero mantuvo una distancia respetuosa.

Taehyung permaneció en silencio, su mente luchando entre el deseo de escuchar lo que Jungkook tenía que decir y el miedo de enfrentarse a más dolor.

—Sé que te he fallado —continuó Jungkook—. Y que probablemente nunca puedas perdonarme por lo que hice. Pero quiero que sepas que lo lamento, Tae. Lamento todo el dolor que te causé.

Las palabras de Jungkook eran sinceras, y eso era lo que más asustaba a Taehyung. Porque sabía que si permitía que esas palabras entraran en su corazón, su resistencia se derrumbaría.

—Jungkook... —Taehyung finalmente habló, su voz era suave pero firme—. No sé si puedo olvidar todo lo que pasó. No sé si puedo volver a confiar en ti.

Jungkook asintió, aunque Taehyung no lo estaba mirando.

—No espero que lo hagas, Tae. Pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que algún día puedas volver a confiar en mí.

Taehyung se levantó del banco, finalmente girándose para enfrentar a Jungkook. Los ojos del alfa estaban llenos de un dolor genuino, uno que Taehyung no había visto antes.

—Lo que sea necesario... —Taehyung repitió sus palabras—. Jungkook, no es tan simple.

—Lo sé. —Jungkook se acercó un paso más, pero se detuvo antes de cruzar la línea invisible que Taehyung había trazado entre ellos—. Pero por ti, por nuestros hijos, estoy dispuesto a intentarlo.

El silencio se instaló entre ellos, pesado, lleno de palabras no dichas. Taehyung deseaba con todo su ser creer en las palabras de Jungkook, pero su corazón aún estaba demasiado herido.

—Necesito tiempo, Jungkook. —Finalmente, Taehyung habló, sus ojos llenos de lágrimas no derramadas—. Tiempo para sanar, para entender todo lo que siento.

Fuego EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora