Mina

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Desde la cama, David veía como Regina estaba demasiado concentrada en el libro de cuentos de Henry. Podía ver la cara preocupación que tenía. Se levantó de la cama y se acercó a dónde estaba su esposa.

- Buenos días, amor

- David, buenos días

- Deja ese libro - se lo quitó

- ¿Qué haces? Dámelo

- Ví la página en la que estabas, donde aparecía la reina malvada. No eres eso, estás muy lejos de serlo. Sí fueras así, no estaría casado contigo

- Faltan páginas - se acomodó un mechón de cabello. Lo que David acababa de decirle, le dolió, pero era cierto, si él estuviera despierto de la maldición jamás se habría casado con ella y mucho menos le hubiera pedido tener un hijo con ella. Todo el amor que David decía sentir por ella no era real, solo una ilusión y la única tonta que se había enamorado fue ella - dame eso - arrebató el libro y aún en pijama fue a la habitación de Henry, dónde lo encontró alistándose para la escuela - Hay dos páginas que faltan, ¿Dónde están?

- Es un antiguo libro, falta una parte, ¿Por qué te importa? - caminó por la habitación

- Me importa porque crees que soy una reina malvada - el niño solo la miró - soy tu madre Henry y me duele mucho

- No, no lo eres

- ¿Y quién lo es? ¿Esa mujer que vino ayer? No me gusta lo que ella o este libro te hacen. Ambos son tema cerrado - justo en ese instante el reloj que se encontraba en la torre sonó. En lo único que pudo pensar fue en la maldición

Comprobó por ella misma que el reloj funcionaba y luego de eso, se encargó de llevarle una canasta de manzanas y amenazarla con destruirla si no se iba de la ciudad. Emma, destruyó su árbol de manzanas y le pidió a Graham que la encarcelara nuevamente, por daño a propiedad privada. Lo bueno era que David no se encontraba en la estación, luego investigaría donde andaba. No entendía como había salido libre por robar el expediente de Henry del consultorio del doctor Hoper.

En la noche Regina se encontraba arreglando su árbol de manzanas, cuando sintió que unas grandes manos le rodeaban la cintura. Por instinto iba a gritar, pero cuando reconoció que era David se dio la vuelta.

- ¿Dónde estuviste todo el día?

- Trabajando - comenzó a besar el cuello de su esposa, haciendo que saliera un pequeño gemido de su boca - ya me enteré de lo que hiciste tú todo el día

- No quiero hablar de eso, ¿Por qué mejor no tomas las canastas de manzanas y las llevas a la casa? Tendré que hacer pastel... Tu favorito

- Me encanta como suena eso

- Después del pastel, podemos ir a la habitación y puedes quitarme todo el estrés que tengo, ¿Qué dices?

- ¿Qué hay con tu madre y Henry?

- ¿Cuándo han sido un impedimento?

- Que mala señora alcaldesa

- Malvada - bromeó

- ¿Qué habilidades tendrá en la cama?

- ¿Quieres hacer el amor con la reina malvada?

- Sí, aunque no me importaría que fueras malvada con toda tu belleza. Primero tengo que llevarte a la casa - pasó una mano por las esculturales piernas de Regina y la levantó - y mi pastel de manzana puede esperar

- Algo bueno tuve que haber hecho en la vida para merecerte

- Te mereces el mundo entero - la besó

HappinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora