Amor verdadero

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Kathryn no sabía que hacer con Regina que seguía llorando, solo se limitó a abrazarla y asegurarle que no estaba sola y que ya no se desaparecería por mucho tiempo.

- ¿Qué vas a hacer?

- No lo sé - limpió sus lágrimas, no quería que su madre o Henry la vieran así - voy a dejar que él me lo diga

- Lo siento mucho

- Tranquila, hiciste bien en decírmelo

- Eres mi única amiga Regina

- Y tú la mía

- Sí quieres puedo llevarme a Henry para que tengan tiempo para hablar

- Kathryn, alguien quiere despedirse de ti porque ya es hora de dormir - entró a la cocina con su nieto que corría hacia la rubia que se tambaleó un poco ante el impacto del niño con ella. Regina estaba sentada con la mirada en sus manos, algo estaba pasando y quería saber, pero no con Henry presente

- Adiós tía Kathryn, me gustó verte

- Te extrañaba, Henry. Espero y sea cierto que mi papá es el rey Midas, para hacer crecer mi fortuna - besó la cabeza del niño - estaba pensando en que podríamos salir por un helado, ¿Qué dices?

- Me encantaría

- Pídele permiso a tu mamá

- ¿Puedo? - se tiró a Regina y no pudo evitar darse cuenta que se veía triste

- Solo si me das un abrazo - necesitaba tanto a su hijo, pero él la odiaba - por favor

Con pasos torpes se acercó a Regina y le dio el abrazo que le había pedido. La pelinegra lo abrazó con fuerza, queriendo no soltarlo jamás. Hacía meses que él no la abrazaba por voluntad propia, aunque en ese momento fue porque quería un permiso, pero a diferencia de las veces anteriores, ese abrazo lo sintió genuino.

- ¿Estás bien?

- Sí, solo que no me cayó muy bien la cena, no te preocupes

- ¿Por qué? Tú nunca te enfermas

- No te preocupes. Mañana no irás a la escuela, la tía Kathryn podrá recogerte desde temprano y podrás pasar el día con ella. ¿Te agrada la idea?

- Sí, suena bien

- Perfecto, entonces mañana paso temprano por ti - lo abrazó - buenas noches, Henry, descansa

- Vamos abuela - tomó la mano de Cora

- Dile a David que te acueste, necesito hablar de unas cosas con Kathryn - lo abrazó y le dió un beso - anda

- Está bien - el niño salió algo desanimado porque su abuela era la que solía acostarlo siempre

- Bien, Henry ya no está, ahora quiero que me digan que pasa - se acercó a las mujeres que solo se miraron - hablen

- Tiene que ver con David

- No me digas que te renació el amor por ese sheriff incompetente

- ¡Mamá! - puso los ojos en blanco

- Para nada - respondió rápido la rubia - es que hoy lo ví en una situación bastante comprometedora

- Lo vio besando a Mary Margaret

Cora se quedó callada y bastante sorprendida ante la declaración de su hija. Si esos dos idiotas ya se habían besado y se suponía que el amor que se tenían era el amor verdadero más puro, ¿Por qué la maldición no se había terminado de romper?. Había pospuesto su visita a Gold porque no quería verlo, pero necesitaba saber porque seguían malditos.

HappinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora