Narrador.
Ochako despertó lentamente, su mente desorientada mientras sus ojos luchaban por enfocarse en el nuevo entorno. Ya no estaba en el laboratorio abandonado y oscuro, sino en una habitación diferente. Las paredes estaban más arregladas, cubiertas por una pintura grisácea que, a pesar de su mejor estado, no lograba disimular la atmósfera ominosa que impregnaba el lugar. La luz era tenue, apenas suficiente para distinguir los contornos de los muebles austeros que llenaban el espacio. Todo a su alrededor parecía cuidadosamente diseñado para mantener una sensación de opresión y desesperanza.
A medida que la claridad regresaba a su mente, Ochako intentó mover sus extremidades, pero pronto se dio cuenta de que seguía atada, ahora a una silla menos tosca, pero igualmente resistente. Un leve escalofrío recorrió su espalda mientras un silencio inquietante dominaba la habitación, interrumpido solo por su propia respiración.
De repente, una puerta al fondo de la habitación se abrió lentamente, y una figura oscura emergió de la penumbra. Los ojos de Ochako se enfocaron en Mightless, sus ojos rojos brillando con una intensidad casi sobrenatural en la oscuridad. Aquellos ojos, llenos de malicia y desprecio, se clavaron en ella, estudiándola como un depredador observa a su presa. En sus manos, Mightless sostenía un objeto extraño: un casco metálico, frío y siniestro, que reflejaba apenas un destello de la escasa luz de la habitación.
Sin mediar palabra, Mightless caminó hacia Ochako, su presencia opresiva llenando cada rincón de la habitación. Ochako intentó resistirse, moviendo la cabeza, pero sus esfuerzos fueron en vano. Con un gesto firme y cruel, Mightless colocó el casco sobre la cabeza de Ochako, asegurándolo con un apretón fuerte que hizo que la chica cerrara los ojos en un intento desesperado de prepararse para lo que vendría.
Mightless no mostraba emoción alguna mientras sacaba un pequeño control remoto de su bolsillo. Con una mirada fría y carente de compasión, presionó un botón, y de inmediato, el casco emitió una potente descarga eléctrica. El dolor fue instantáneo y abrumador, recorriendo cada fibra del cuerpo de Ochako, quien gritó con fuerza, su voz llena de angustia y sufrimiento resonando en la habitación. El dolor era tan intenso que parecía no tener fin, y la conciencia de Ochako empezó a desvanecerse en un mar de agonía.
Finalmente, Mightless soltó el botón, deteniendo la descarga. Ochako jadeaba con dificultad, su cuerpo temblando mientras intentaba recuperar el aliento. Su cabeza latía con un dolor sordo, y sus pensamientos estaban dispersos, confundidos por la brutalidad del ataque. Pero, incluso en ese estado de vulnerabilidad, el fuego de su voluntad no se apagaba.
Mightless se inclinó hacia ella, sus ojos rojos fijos en los de Ochako, una sombra oscura de triunfo cruzando su semblante.
Mightless: ¿Ya aprendiste la lección? -preguntó con una voz que parecía surgir de las profundidades mismas del abismo, cada palabra impregnada de un sadismo aterrador.
A pesar del dolor, a pesar del miedo que se arremolinaba en su interior, Ochako reunió lo que quedaba de su fuerza. Con un esfuerzo que pareció consumirla, levantó la cabeza, y en un gesto de desafío final, escupió en el rostro de Mightless, el líquido salpicando sobre su piel y su casco roto.
La reacción de Mightless fue instantánea. Sus ojos brillaron con un odio renovado, pero también con una perversa satisfacción. Limpió lentamente su rostro, su expresión oscura y retorcida, mientras una risa baja y espeluznante escapaba de sus labios.
Mightless: Tienes espíritu, lo admito -dijo con un tono burlón- pero eso solo hará que esto sea mucho más interesante.
La risa de Mightless resonó en la habitación, mientras Ochako, con su corazón latiendo con fuerza y sus músculos tensos, se preparaba para lo que sabía sería una batalla aún más ardua por su vida y su libertad.
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My Hero Agency
FanfictionDespués de la guerra que sacudió la sociedad de héroes, Izuku Midoriya, conocido como Deku, ha perdido el One For All tras derrotar a All For One en una batalla épica. Sin embargo, su espíritu heroico sigue intacto. Con el apoyo inquebrantable de Oc...