Después de la guerra que sacudió la sociedad de héroes, Izuku Midoriya, conocido como Deku, ha perdido el One For All tras derrotar a All For One en una batalla épica. Sin embargo, su espíritu heroico sigue intacto. Con el apoyo inquebrantable de Oc...
(nota de autor: uno de los temas mas infravalorados de boku no hero)
Narrador.
El amanecer llegaba a I-Island con una serenidad que contrastaba con los recientes acontecimientos. La isla, conocida por su avanzada tecnología y sus imponentes torres de cristal, resplandecía bajo los primeros rayos del sol. Las sombras de la noche se retiraban lentamente, dejando espacio para un nuevo día que prometía renovación y esperanza. El suave murmullo de las olas contra la estructura flotante de la isla acompañaba el despertar de sus habitantes, que se preparaban para enfrentar las exigencias de otro día.
En una habitación del hospital de la isla, el silencio era apenas interrumpido por el ligero zumbido de la maquinaria médica, que seguía su ciclo constante. En una camilla, rodeada de paredes blancas y monitores que parpadeaban suavemente, Ochako Uraraka comenzaba a moverse. Su respiración era tranquila, pero había una sutil inquietud en su expresión, una lucha interna por abandonar el mundo de los sueños y regresar al presente.
Poco a poco, sus párpados empezaron a abrirse, revelando sus grandes ojos castaños que aún brillaban con el rastro de los recuerdos oníricos. El resplandor matutino se filtraba por las persianas, bañando la habitación en una luz dorada y cálida que hacía parecer todo más pacífico, más seguro. Al principio, Ochako se sintió desorientada, su mente todavía atrapada entre el sueño y la vigilia. Lentamente, comenzó a incorporarse, sintiendo el crujido de sus músculos después de horas de descanso.
Fue en ese momento cuando notó un peso inusual sobre su cuerpo. Extrañada, bajó la mirada y su corazón se detuvo un instante al descubrir a Izuku Midoriya, acurrucado a su lado. Él estaba dormido profundamente, con su brazo envuelto alrededor de su cintura, sujetándola con un cariño que parecía casi desesperado. El rostro de Izuku, habitualmente marcado por la determinación y la preocupación, ahora mostraba una expresión de serenidad que rara vez se veía en él. Sin embargo, incluso en su descanso, había una tensión apenas perceptible, como si en cualquier momento pudiera despertar alertado por un peligro invisible.
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El contacto de su brazo alrededor de ella era firme, protector, pero al mismo tiempo emanaba una calidez que Ochako no había sentido en mucho tiempo. En su pecho, el corazón de la joven heroína latía con una mezcla de sorpresa y emoción. Sus ojos recorrieron el rostro de Izuku, memorizando cada detalle: la suavidad de su cabello desordenado, las pequeñas sombras bajo sus ojos que hablaban de noches sin dormir, y esa leve curvatura en sus labios que sugería un susurro de alivio.
Sin poder evitarlo, una oleada de ternura se apoderó de ella. Lentamente, como si temiera despertarlo, Ochako levantó su mano temblorosa y la posó suavemente sobre la de Izuku, que descansaba sobre su abdomen. Al sentir su tacto, una cálida corriente pareció fluir entre ellos, un vínculo silencioso que les recordaba cuánto habían pasado juntos y cuánto significaban el uno para el otro.
