Capitulo 12: Seras Mia

143 16 9
                                    


Narrador.

Mightless caminaba con paso firme por los oscuros pasillos de su guarida, su mente envuelta en pensamientos oscuros mientras la luz tenue de las pocas lámparas parpadeaba sobre las paredes agrietadas. El lugar era un refugio abandonado, un antiguo laboratorio de All For One que ahora se encontraba en ruinas, pero aún conservaba la atmósfera siniestra que lo hacía perfecto para sus propósitos. Cada paso resonaba en el suelo de concreto, sus botas negras dejaban un eco que parecía reverberar en la vastedad del lugar, recordándole la vacuidad que sentía en su interior.

Al llegar a la sala donde había dejado a Ochako, la encontró todavía amarrada a la silla de acero, su cuerpo inmóvil, su respiración suave pero regular. Sus ojos estaban cerrados, sumidos en la oscuridad que había impuesto en su mente, y su rostro mostraba una expresión de paz falsa, inducida por la manipulación mental a la que la había sometido.

Mightless se quedó en silencio, observándola con una mezcla de desprecio y admiración. Era hermosa, incluso en ese estado vulnerable, y eso solo hacía crecer su odio. Cada segundo que pasaba, podía sentir cómo su propio cuerpo se deterioraba. El dolor constante en sus articulaciones, el cansancio que nunca lo abandonaba, todo era un recordatorio de la maldición que cargaba consigo. Era un ser incompleto, un experimento fallido, diseñado para reemplazar a Izuku Midoriya, pero condenado desde el principio por las manos que lo habían creado.

Se acercó a ella, sus dedos enguantados rozando con frialdad la piel de su rostro. Aunque aún no despertaba, podía ver los leves espasmos en sus párpados, como si su subconsciente estuviera luchando contra la oscuridad que él había sembrado. Había invadido su mente, atacando los recuerdos que más atesoraba, aquellos momentos de amor y alegría que compartía con Izuku. Pero no era suficiente. Sabía que para quebrarla completamente, tendría que destruir no solo su mente, sino su espíritu. Y con cada segundo que pasaba, el tiempo se volvía un enemigo implacable.

Sus ojos, detrás de la máscara que ocultaba su verdadera identidad, se entrecerraron en un gesto de amargura. Su existencia había sido moldeada para suplantar a Izuku, para convertirse en la versión perfecta del héroe que todos admiraban. Pero ahora, mientras observaba a Ochako, se daba cuenta de que nunca podría serlo. Izuku era fuerte, no solo físicamente, sino también en su espíritu. Tenía a alguien que lo amaba incondicionalmente, alguien que lo hacía invencible.

Pero él, Mightless, no tenía nada. Solo la sombra de lo que podría haber sido, solo el odio que lo consumía y la desesperación de un cuerpo que se desmoronaba más rápido de lo que podía soportar.

Con un gesto violento, apartó su mano del rostro de Ochako y comenzó a caminar de un lado a otro, sus pensamientos oscilando entre la rabia y la desesperación. Sabía que sus días estaban contados. El proceso de deterioro era irreversible, una sentencia de muerte que había estado escrita en su carne desde el momento en que despertó en aquella cápsula. Los fallos en su diseño, el daño causado por la interrupción de su desarrollo, lo condenaban a una existencia breve y dolorosa.

No tenía tiempo para errores. Necesitaba terminar lo que había comenzado. Necesitaba destruir a Izuku Midoriya de la única manera que sabía que funcionaría: arrebatándole lo que más amaba, arrancándole la luz que lo mantenía firme. Ochako no solo era la clave para destruir a Izuku, sino también la última pieza que necesitaba para completar su propósito. Si podía quebrarla, si podía doblegar su voluntad, entonces podría tomar el control, podría hacer que Izuku cayera en la desesperación absoluta.

Se detuvo de repente, su mirada clavada en la figura inconsciente de Ochako. Una parte de él, la más oscura, deseaba que esto no fuera necesario. Deseaba que hubiera otra manera, una en la que él pudiera existir sin la necesidad de destruir a los demás. Pero sabía que eso era un sueño inútil. Su existencia estaba marcada por el fracaso, y la única forma de darle algún significado era completando su misión, sin importar el precio.

My Hero AgencyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora