Capitulo 26: Especial De Recuerdos Parte 3

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Narrador

Los días, las semanas y los meses se sucedieron con la normalidad característica de la vida de los jóvenes héroes en formación de la clase 2-A de la U.A. Entre entrenamientos rigurosos, exámenes exigentes y las misiones que les permitían salir al campo como héroes en prácticas, la rutina había tejido un ritmo constante, una cadencia familiar. Las mañanas empezaban temprano con ejercicios matutinos y clases teóricas que los empujaban a perfeccionar sus técnicas y su comprensión del mundo heroico, mientras que las tardes se llenaban de actividades prácticas, con combates simulados, trabajo en equipo y mentorías de héroes profesionales.

El paso del tiempo, implacable e inevitable, traía consigo el cambio de las estaciones. Las hojas de los árboles en el campus se habían teñido de los tonos dorados y rojizos del otoño, solo para caer y dejar a las ramas desnudas, preparándose para el manto blanco del invierno. A medida que los días se acortaban y las temperaturas descendían, un aire de anticipación empezó a crecer lentamente entre los estudiantes, una emoción que iba más allá de las clases y los entrenamientos.

Y entonces, finalmente, el calendario marcó la fecha más esperada: había llegado el día más especial de todo el año. Hoy era Navidad.

La academia U.A., normalmente imponente y llena de disciplina, se había transformado en un lugar de celebración y alegría. Las luces navideñas adornaban los pasillos, parpadeando en una mezcla de colores cálidos y fríos, mientras un enorme árbol de Navidad se erguía en el vestíbulo principal, decorado con esferas brillantes y una estrella luminosa en la cima. La atmósfera estaba impregnada de un espíritu festivo que contagiaba a todos, desde los estudiantes hasta los profesores. Había risas y música que resonaban en cada rincón, recordándoles que, por un día, podían relajarse y disfrutar de la compañía de sus amigos, sin preocuparse por el próximo desafío o la próxima amenaza.

La clase 2-A, acostumbrada a la presión y las expectativas, se había permitido un respiro. Los jóvenes héroes, que habían enfrentado peligros inimaginables y habían superado pruebas de valentía y fortaleza, se encontraban ahora juntos, compartiendo historias, regalos y sueños. Para ellos, esta Navidad no solo representaba una festividad más, sino un momento para reflexionar sobre lo lejos que habían llegado y para apreciar lo que realmente importaba: la camaradería, la amistad y el deseo compartido de proteger y hacer el bien.

Hoy no había entrenamiento, ni exámenes, ni misiones. Hoy solo había risas, sonrisas y un sentimiento de calidez que se extendía como el fuego en una chimenea encendida. Porque, aunque sus vidas como héroes en formación eran exigentes y a menudo peligrosas, hoy todos ellos recordaban que, en medio de todo, seguían siendo jóvenes, unidos por un propósito mayor y, sobre todo, por una amistad inquebrantable.

Esta Navidad era especial no solo por ser Navidad, sino porque les recordaba que, en este viaje, no estaban solos.

El ambiente en la academia U.A. estaba cargado de una energía especial. Desde tempranas horas de la mañana, los estudiantes de todos los cursos, desde primero hasta tercero, se habían sumergido en una actividad inusual para ellos: adornar los pasillos y salones de la escuela. Era como si, por un día, el peso del entrenamiento y las responsabilidades hubiera sido suspendido, reemplazado por un entusiasmo casi infantil. En los pasillos se escuchaban risas y conversaciones animadas, y el eco de villancicos resonaba en cada rincón, mezclándose con el sonido del papel de regalo y las luces navideñas siendo desenrolladas y colgadas con cuidado.

Los estudiantes de la clase 2-A, normalmente centrados y disciplinados, se encontraban repartidos por su salón, decorando con una mezcla de precisión y creatividad. Momo Yaoyorozu, con su meticulosa atención al detalle, había creado adornos personalizados para cada uno de sus compañeros, mientras que Mina Ashido había tomado el liderazgo en la decoración de la pizarra, dibujando caricaturas festivas de todos ellos. Kaminari, siempre el bromista, había colocado un gorro de Santa Claus en la cabeza de una estatua de All Might en el rincón, lo que había provocado risas entre todos.

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