Capitulo 23: Volviendo A La Rutina

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Narrador.

Era un día apacible en Japón, de esos en los que la calma parecía infiltrarse en cada rincón de la ciudad. El cielo, despejado y azul, se extendía sin interrupciones sobre la inmensidad del paisaje urbano. En el campus de la U.A., la prestigiosa Academia de Héroes, todo transcurría en relativa tranquilidad. El viento acariciaba las copas de los árboles que bordeaban los senderos, y los pájaros cantaban su melodía, ajenos al mundo de responsabilidades y deberes que rodeaba a aquellos que entrenaban para proteger a la sociedad.

En el interior del gimnasio Gamma, un amplio pabellón diseñado para el entrenamiento intensivo, Izuku Midoriya observaba atentamente. Vestía su traje de héroe, una versión mejorada gracias al esfuerzo conjunto de sus amigos, quienes habían financiado y construido cada componente con gran esmero. El nuevo traje, reforzado con tecnología avanzada y adaptado a las necesidades de sus habilidades, le permitía volver al ruedo como héroe profesional, pero también le recordaba la responsabilidad que tenía como mentor y maestro en la U.A.

Izuku se encontraba de pie junto a una de las paredes del gimnasio, con los brazos cruzados y una expresión de concentración en su rostro. Sus ojos verdes, llenos de determinación y sabiduría ganada a pulso, seguían cada movimiento del joven Kota Izumi, quien entrenaba con una intensidad admirable. Kota era un chico decidido, con un carácter fuerte y una voluntad de hierro. Había crecido desde aquellos primeros días en que lo conoció, y su potencial como héroe se había vuelto evidente. Sin embargo, aún tenía mucho que aprender, tanto en el control de su don como en su desarrollo físico y táctico.

Kota se movía rápidamente por el campo de entrenamiento, su respiración entrecortada marcaba el ritmo de su esfuerzo. Usaba su don, "Rociador de Agua", para manipular corrientes de agua que lanzaba con precisión hacia objetivos móviles. Al mismo tiempo, se esforzaba por fortalecer su cuerpo, lanzándose a una serie de ejercicios de alta intensidad diseñados para mejorar su agilidad y resistencia. El sudor corría por su frente, su respiración se volvía más pesada con cada movimiento. A pesar de su esfuerzo, sus lanzamientos comenzaban a perder precisión y potencia.

Izuku, observando la forma en que Kota trataba de combinar sus ataques, notó su determinación pero también su cansancio. Sabía bien lo que era exigirle a tu cuerpo más de lo que creías posible, empujándote al límite una y otra vez. Pero también entendía la importancia de saber cuándo detenerse y recuperar fuerzas. Kota intentó un último lanzamiento, concentrando todo su poder en una ráfaga de agua dirigida a un blanco en movimiento. Sin embargo, la fatiga había cobrado su precio; su técnica flaqueó, y la corriente de agua se dispersó antes de alcanzar su objetivo.

Con un jadeo de agotamiento, Kota perdió el equilibrio y cayó al suelo, su cuerpo finalmente cediendo ante el cansancio acumulado. Su respiración era irregular, sus brazos temblaban por el esfuerzo, pero aún así, una chispa de frustración brillaba en sus ojos. Intentó levantarse de nuevo, pero sus músculos parecían haberse rendido, al menos por ahora.

Izuku dio un paso adelante, acercándose al joven. Su expresión se suavizó con comprensión; él sabía lo que Kota estaba sintiendo. Había estado en esa misma posición muchas veces, enfrentando los límites de su cuerpo y de su espíritu, cuestionando si sería capaz de mejorar, de llegar más lejos.

Izuku: Kota, eso es suficiente por ahora —dijo Izuku con una voz firme pero amable. Se agachó junto a él, colocándose a su nivel—. Estás haciendo un gran trabajo, pero también necesitas saber cuándo descansar. No siempre es cuestión de empujar más fuerte, sino de entrenar con inteligencia.

Kota lo miró, su respiración aún agitada, y frunció el ceño, claramente descontento con su propio desempeño.

Kota: Pero... si no sigo entrenando, nunca seré lo suficientemente fuerte —replicó, su voz mostrando un tono de frustración contenida.

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