Capitulo 19: Calma y Paz

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Narrador.

La batalla había llegado a su fin, y la escena del campo de batalla ahora estaba en calma, envuelta en una atmósfera de agotamiento y tensión residual. Mightless había sido derrotado, su cuerpo desintegrado por completo, dejando únicamente un cráter en el suelo como testimonio de su presencia. La furia de la confrontación se había desvanecido, y el lugar ahora estaba marcado por escombros y la reverberación de la lucha.

Con la caída de Mightless, el poder de Ochako comenzó a desvanecerse. El control sobre la gravedad que había mantenido a todos flotando durante la batalla se fue disipando lentamente, devolviendo a cada uno de los presentes a la tierra. Los héroes y miembros de la antigua Clase 1-A descendieron uno a uno, sus cuerpos exhaustos y sus rostros marcados por la batalla. El alivio de la victoria se mezclaba con el agotamiento profundo que seguía a una lucha tan intensa.

Izuku y Ochako, finalmente tocando el suelo, se encontraron uno frente al otro en medio de los escombros y el polvo. La tensión acumulada y el miedo de la batalla se habían transformado en una ola de emociones crudas y desbordantes. Los dos se miraron a los ojos, sus miradas llenas de amor y un profundo agradecimiento mutuo.

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de ambos, mezclándose con el sudor y el polvo de la batalla. Izuku, temblando ligeramente, tomó la mano de Ochako con una suavidad desesperada. Era la misma mano a la que había colocado el anillo, un símbolo tangible de su amor y compromiso. El anillo, con su gema entrelazada en verde y café, brillaba débilmente en la penumbra, reflejando la luz de la victoria y el resplandor de la esperanza renovada.

Sin palabras, Izuku e Ochako se inclinaron el uno hacia el otro. Sus labios se encontraron en un beso tierno y lleno de emoción, una expresión profunda de todo lo que habían pasado juntos y todo lo que significaban el uno para el otro. Era un beso que encapsulaba el alivio de haber superado una prueba tan dura, el amor que habían compartido y el compromiso de enfrentar el futuro juntos.

Mientras ellos compartían ese momento íntimo, los antiguos miembros de la Clase 1-A y los Tres Grandes de la U.A. observaban desde el fondo del campo de batalla. Cada uno de ellos estaba agotado, pero también lleno de una satisfacción tranquila por haber ayudado a salvar a sus amigos y a detener una amenaza tan grave. La victoria era amarga, pero el amor y la valentía de Izuku y Ochako ofrecían un brillo de esperanza en medio de la devastación.

El campo de batalla, antes lleno de caos y desesperación, ahora era un escenario de recuperación y esperanza. El valor de los héroes se reflejaba en el momento de calma que seguía a la tormenta, y el amor entre Izuku y Ochako era el faro que iluminaba el camino hacia un futuro lleno de promesas. La batalla había terminado, y mientras los héroes se preparaban para reconstruir y sanar, el vínculo inquebrantable entre Izuku y Ochako seguía siendo el centro de la esperanza y la fortaleza que necesitaban para seguir adelante.

La batalla había concluido. Los ecos de los últimos combates se desvanecían en el aire, y un silencio solemne se extendía sobre el campo de batalla. El suelo, antes sacudido por la violencia del conflicto, ahora yacía quieto, marcado por las cicatrices del enfrentamiento. Los combatientes, agotados pero victoriosos, se reunían poco a poco, dejando atrás el caos para abrazar un sentimiento de satisfacción que crecía en sus corazones.

Las heridas, tanto físicas como emocionales, comenzaban a sanar con la certeza de que habían prevalecido. Las miradas se cruzaban, cargadas de reconocimiento y gratitud mutua. Habían luchado como uno solo, y juntos, habían vencido. El alivio era palpable, pero también lo era el orgullo. Sabían que habían hecho lo correcto, que cada sacrificio había valido la pena.

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