Narrador.
El ambiente en la base subterránea se había transformado en una atmósfera opresiva y cargada de tensión. El aire, antes vibrante con la energía de los héroes recién llegados, ahora parecía más denso, como si cada molécula estuviera saturada de la palpable ira de Mightless. La oscuridad que lo rodeaba parecía cobrar vida, extendiéndose como una sombra maligna que amenazaba con consumir todo a su paso. Sus ojos, llenos de odio y frustración, se clavaban en Izuku y sus compañeros con un rencor profundo, casi tangible. El villano, todavía lamiendo sus heridas, observaba con furia cómo la situación, que antes controlaba a su antojo, se complicaba cada vez más.
Frente a él, Ochako cayó de rodillas, derrotada no por una fuerza física externa, sino por la batalla interna que libraba en su mente. Sus ojos, una vez brillantes y llenos de vida, ahora destilaban un líquido negro y espeso que parecía reflejar la corrupción que Mightless había sembrado en su interior. La misma sustancia oscura se derramaba de su boca, gota a gota, como si su propio cuerpo estuviera siendo drenado por la maldad que la controlaba. Cada respiración que tomaba era un jadeo desesperado, una lucha por encontrar algo de claridad en la tormenta de caos que se había desatado en su mente.
La mente de Ochako era un caos absoluto. La oscuridad que Mightless había implantado en su conciencia había destruido cualquier vestigio de autonomía que le quedaba. Los recuerdos que una vez atesoraba estaban ahora distorsionados, enterrados bajo capas de desesperación y miedo. Su propio ser parecía fragmentarse en mil pedazos, cada uno de ellos perdido en la negrura que la envolvía. Incapaz de pensar, de recordar, o de sentir nada más allá del terror y la confusión, Ochako estaba atrapada en una pesadilla de la que no podía escapar.
Y entonces, por puro instinto, su quirk se activó. No era una activación consciente; era el reflejo de su desesperación y la influencia corrupta del líquido negro que recorría su cuerpo. El poder de Ochako, ahora potenciado de forma siniestra, se manifestó de manera caótica. Sin control, sin dirección, su habilidad gravitatoria envolvió todo a su alrededor. El suelo bajo sus rodillas comenzó a temblar mientras objetos pequeños y grandes por igual empezaban a elevarse en el aire, arrastrados por una fuerza que no tenía compasión ni propósito.
Pedazos de escombros, fragmentos de la estructura derrumbada, e incluso las armas caídas de los héroes comenzaron a flotar lentamente, girando en espirales alrededor de Ochako como satélites descontrolados. El ambiente se tornó en un escenario caótico donde la gravedad parecía haberse vuelto contra ellos, convirtiendo el campo de batalla en un espacio en el que el suelo ya no era seguro, y el cielo estaba lleno de peligros potenciales. La sensación de vértigo se intensificó, y cada héroe sintió cómo sus sentidos se veían alterados por la repentina falta de anclaje al suelo.
Izuku observaba todo con el corazón encogido, consciente de que Ochako estaba más allá de su propio control, atrapada en un abismo del que no podía sacarla sin antes enfrentar a Mightless. Su mente trabajaba a toda velocidad, buscando desesperadamente una manera de neutralizar a Ochako sin hacerle daño, pero cada plan se estrellaba contra la realidad de que, con cada segundo que pasaba, el poder de su amada se volvía más inestable y peligroso.
Mightless, por su parte, disfrutaba del caos que se desataba a su alrededor. Aunque su ira hervía al ver que Ochako luchaba contra su control, una parte de él se regodeaba en la desesperación de Izuku y sus amigos.
Mightless: Mira lo que has hecho, Deku -murmuró con una sonrisa torcida, su voz llena de malicia- Mira en qué se ha convertido por tu culpa. ¿Qué harás ahora? ¿Seguirás esquivando, o finalmente tendrás el valor para detenerla? Porque si no lo haces... ella destruirá todo lo que te rodea.
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My Hero Agency
FanfictionDespués de la guerra que sacudió la sociedad de héroes, Izuku Midoriya, conocido como Deku, ha perdido el One For All tras derrotar a All For One en una batalla épica. Sin embargo, su espíritu heroico sigue intacto. Con el apoyo inquebrantable de Oc...