Capitulo 25: Especial De Recuerdos Parte 2

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Narrador

Los días transcurrían con una calma inusual en la academia U.A., el ritmo de las clases y los entrenamientos había vuelto a una rutina establecida tras semanas de incertidumbre y tensión. Sin embargo, la atmósfera en los pasillos y salones comenzaba a llenarse de una expectación palpable, y no era difícil entender el motivo: hoy era el día de San Valentín.

La llegada de esta fecha no pasó desapercibida para los estudiantes de segundo año, especialmente entre las chicas de las clases 2-A y 2-B. Los murmullos emocionados y las risas nerviosas llenaban el aire mientras algunas se reunían en pequeños grupos, compartiendo ideas y pensamientos sobre los detalles de sus planes. Las más tímidas intentaban ocultar su entusiasmo, pero el rubor en sus mejillas delataba la anticipación que sentían. Para muchas, este día representaba una oportunidad única de expresar sentimientos que, hasta entonces, habían sido cuidadosamente guardados en lo profundo de sus corazones.

Algunas chicas de la clase 2-B intercambiaban susurros y miradas cómplices, planeando cómo entregarían sus chocolates a aquellos compañeros que habían capturado su atención. Mientras tanto, en la clase 2-A, se podía sentir un ambiente similar. Momo, con su carácter elegante, se había ofrecido a ayudar a algunas de sus amigas a preparar chocolates caseros, utilizando ingredientes de la más alta calidad que había creado con su Quirk. Mina, con su habitual energía contagiosa, organizaba una pequeña reunión en la sala común, tratando de aliviar la tensión con juegos y risas.

A medida que la mañana avanzaba, la emoción en la academia se hacía cada vez más evidente. Los pasillos eran un mar de risas y susurros, y las miradas furtivas se cruzaban mientras algunos estudiantes se preguntaban si recibirían un chocolate especial o si se atreverían a darlo. Las conversaciones giraban en torno a los rumores de quién podría estar planeando entregar sus sentimientos y quiénes eran los destinatarios más probables.

Entre toda esa algarabía, Ochako sentía un ligero nudo en el estómago. Aunque no lo había comentado con nadie, el día de San Valentín era un evento que esperaba con ansias y, al mismo tiempo, con cierta inquietud. Había pasado noches preparando con esmero los chocolates que quería entregar, infundiéndoles con cada mezcla y moldeado un poco de su propio cariño y admiración. Sabía exactamente a quién quería dárselos, pero la simple idea la llenaba de nerviosismo.

Otras chicas de la clase, como Jirou y Tsuyu, mostraban una mezcla de curiosidad y despreocupación, cada una a su manera. Para algunas, San Valentín era un día más, mientras que para otras, era una oportunidad para mostrar aprecio no solo romántico, sino también de amistad. Pero en todas se podía notar que, de una forma u otra, la emoción flotaba en el aire como una suave fragancia.

Los chicos, por su parte, parecían más reservados, algunos manteniendo una apariencia de indiferencia mientras en el fondo se preguntaban si recibirían algún chocolate. Otros, como Kaminari y Kirishima, intentaban bromear al respecto, aunque no podían ocultar del todo su propia expectativa y curiosidad sobre lo que podría traer el día. Incluso Bakugou, normalmente desinteresado por estos asuntos, se encontraba más taciturno que de costumbre, lanzando miradas rápidas y ocasionales hacia el grupo de chicas que reían en la esquina del salón.

La expectativa se elevaba con cada minuto que pasaba, y la atmósfera en la academia U.A. vibraba con una mezcla de entusiasmo, nerviosismo y esperanza. Era un día en el que, más allá del entrenamiento y las clases, el corazón de cada estudiante latía con una intensidad diferente, alimentada por los sentimientos que solo un día como San Valentín podía despertar.

A medida que la mañana de San Valentín avanzaba, el ambiente en los pasillos de la academia U.A. continuaba lleno de risas, conversaciones animadas y una energía particular que parecía envolver a todos los estudiantes. Las chicas de las clases 2-A y 2-B, con una mezcla de emoción y nerviosismo, compartían sus expectativas sobre la festividad, intercambiando ideas sobre cómo entregar sus chocolates y a quiénes les serían destinados. El aire estaba lleno de una agradable expectación, pero, al mismo tiempo, algunas chicas comenzaron a notar que sus compañeros de clase, los chicos, parecían más reservados de lo habitual.

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