Fugitivos Enamorados

Hokage

Hay muchas cosas que como Hokage Tsunade no se puede permitir. Una de ellas es hacer elecciones por sus emociones o tratos personales, desde que tomó el cargo esto no fue algo complicado para ella siendo que la gran mayoría de elecciones eran relacionadas a temas que no le afectan de manera personal de ningún modo.

Pero esta situación es distinta, el pensar que tiene que escoger el castigo de Uzumaki Naruto y Sai por haber traicionado a la aldea. Cuando debe ponerle un castigo correspondiente al crimen aunque para ella su elección de irse tiene sentido... Debe castigarles por algo que ella misma realizó. Si huir de la aldea debe ser castigado brutalmente, entonces ella misma debería haber sido castigada.

Aunque esta parte sea así, lo que si puede mirar más objetivamente es el asesinato de los dos ninjas de la hoja por sus manos. Puede entender el que se vayan de la aldea, pero matar a esos dos... El anbu seguramente fue para que no les capturen, pero la Gennin fue una masacre injustificada, Sai tiene el nivel necesario para simplemente noquearla e irse si eso es lo que quería hacer, su muerte no tiene sentido...

Tal vez sea buena idea interrogarlo al respecto. Hoy también le iba a hacer unas preguntas a Naruto, de modo que es un buen momento para ello.

Cómo quiere que Naruto le responda todas las preguntas le había dado la orden a los anbu de permitir que Sai y Tayuya le visiten, de este modo el chico estará de mejor humor cuando vaya a cuestionarlo. Pero ahora también le sirve para Sai.

Cuando Tsunade llegó al hospital volvió a sentir las miradas que le han estado dando desde que la gente descubrió la verdad sobre los tres chicos. Esas miradas de precaución, miedo... y odio. No culpa a la gente del pueblo por sentir esto, ellos no conocen de hace mucho tiempo a Naruto y su grupo, pero lo que saben de ellos son solo cosas positivas y... claro... la enfermedad del rubio. Para ellos, ella y su gente están tratando como prisioneros sin derechos a un grupo de niños inofensivos.

Pero no eran niños.

Son ninjas.

El momento en el que decidieron ponerse las bandanas, el momento en el que decidieron darlo todo por su aldea y su gente. Es el momento en el que dejaron todo atrás.

No solo su niñez.

Pero su humanidad también.

Eso es lo que es ser un ninja. Un arma para tu aldea, nada más.

Matarás a quien te ordenen matar. Robarás lo que te ordenen robar. Protegerás a quien te ordenen proteger. No importa quien sea, lo que sea o lo que haya hecho. Por que un ninja no busca razones, un ninja no debe llorar por los caídos. Un ninja... No huye de su aldea..., un ninja... no se esconde de su gente, no traiciona a su gente. Un ninja no habla mal de su kage...

Ella es un horrible ninja...

De nuevo... Puede entender el por qué los chicos se fueron de la aldea.

Ser un ninja es un trabajo duro, uno para el que no te preparan en la academia. Todos al comienzo siempre piensan que ser un ninja es utilizar poderosos jutsus y ganar prestigio en los ojos de tu pueblo y tu familia. Pero eso no es ser un ninja.

Si de verdad llegas a ganar honor para tu gente, tu no sentirás ese honor, porque ya habrás matado a cientos, y has dejado tu humanidad atrás.

Ser un ninja no es un juego.

Pero hay veces que eres forzado a participar.

Siendo un Jinjuriki, Naruto nunca tuvo opción, por eso el tercer Hokage le metió a la academia dos años antes de lo que debería y por eso no le castigó cuando tomó el pergamino del Hokage. Naruto, a los ojos de la aldea, nunca fue humano, desde el momento en el que nació, solo fue un arma. Un peón que utilizar en la guerra. Un símbolo de la fuerza de Konoha.