Capítulo 17

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¡Ay, mírate como sonríes Katla! —dijo una Erin feliz, dando pataditas al suelo mientras estaba sentada al otro lado de la encimera de la cocina mirando a su hermana cocinar.

Solo cuando escuchó la voz de su hermana cargada con una emoción chillona fue que Katla dejó el teléfono a un lado, lejos de lo que estaba preparando para lavarse las manos y continuar con lo que hacía sin hacer comentarios, tratando de ignorar la evidencia de lo que sea que trataría de probar Erin con solo verla

El aroma reconfortante del arroz al vapor flotaba en el aire, las algas nori ligeramente tostadas añadiendo un toque marino a la mezcla de aromas, su presencia sutil, pero inconfundible. El salmón a la plancha emitía un aroma irresistible, la salsa teriyaki comenzaba a brillar al espesarse en la sartén. Finalmente, el jengibre fresco rallado y las cebollas verdes picadas añadiendo un toque de frescura y vivacidad, su aroma picante y refrescante despertando los sentidos, prometiendo un equilibrio perfecto en el desayuno por venir.

¿Ya son mejores amigos de nuevo? ¿Me vas a invitar cuando salgan a beber? Quiero preguntarle a Hizashi si quiere venir a mi programa, o a Kayama, ¡Ay! ¡Kayama sería perfecta! —disparó una alegre Erin que apoyaba sus codos sobre la superficie y sus mejillas en las palmas de sus manos.

Katla suspiró, volteándose con una sonrisa hacia su hermana —Si me sigues distrayendo se me va a terminar quemando la comida, y es un dolor de cabeza sacar la salsa teriyaki de una superficie cuando se quema y la vas a tener que limpiar tú —le advirtió.

Ay, perdona Kat —exageró Erin poniendo una mano sobre su pecho —, pero pensé que tendrías tiempo para conversar con tu hermana, así como tienes tiempo para responder los mensajes de texto.

La risilla de la rubia hizo que Katla negara con su cabeza. No podía discutirle, no cuando su hermana iba a seguir provocándola hasta que le dijera lo que ella quería escuchar, o admitiera algo para seguir tirando de ese hilo.

Me alegra que decidieras hablarle, hablarles a todos, porque estaban preocupados por ti —comentó la mujer mientras seguía mirando a su hermana, decidiendo ahora seguir otra línea de conversación, o al menos, de otra forma.

Lo sé, Erin —Katla se volteó para revolver los vegetales que había puesto en otra sartén.

¿Vas a decirme qué has estado haciendo?

Inhalando profundamente Katla volteó hacia su hermana —No puedo.

Vale —Erin suspiró, no había daño en intentarlo ¿no? —¿Vas a quedarte?

Eso espero —respondió Katla que ya se había volteado para seguir cuidando que nada de lo que preparaba para el desayuno se quemara —. No parece que vayan a enviarme a ningún otro sitio en un futuro cercano. Creo.

Katla no quería asegurar nada, no quería llamar al mal augurio, pero por ahora parecía que no necesitaría moverse de la ciudad, con todo lo que estaba sucediendo, con la nueva ola de villanos y pequeñas organizaciones que ahora seguían las doctrinas de Stain o simplemente buscaban aprovecharse del pánico, tenía mucho trabajo y oportunidades como para marcharse.

Que bien, porque ya extrañaba tu comida, aunque de seguro que no soy la única.

Ni siquiera necesitó voltearse para adivinar la mirada traviesa en los ojos de Erin que se clavaban en su nuca. Katla dibujó una media sonrisa mientras continuó cocinando.

Sabía que para Shota cocinar o preocuparse por la comida en general y perder tiempo en compras de alimentos y cocinando los mismos, era justamente eso, una pérdida de tiempo, y Katla bien sabía que el hombre odiaba perder el tiempo, mientras ella creía todo lo contrario.

Somewhere Only we KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora