"decisiones dolorosas"

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Mientras Orm y Prig seguían conversando, Ling y Nattanit también reflexionaban sobre los próximos pasos que tomarían. Sabían que lo que sucediera en los próximos días podría cambiar sus vidas para siempre, y aunque el futuro era incierto, ambos estaban determinados a encontrar su camino, sin importar lo que el destino les tuviera preparado.

Nattanit y Prig se encontraron en el vestíbulo del hotel a la mañana siguiente, ambos con una taza de café en mano y una idea rondando en sus cabezas.

—Prig, no sé cuánto más pueden aguantar Ling y Orm antes de explotar —dijo Nattanit, rompiendo el silencio primero—. Es obvio que necesitan un empujoncito para hablar en serio sobre lo que está pasando entre ellas.

Prig asintió, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie los escuchara.

—Totalmente de acuerdo. He estado hablando con Orm, y está atrapada en un mar de dudas. Pero sé que si Ling le diera una señal clara, ella estaría dispuesta a arriesgarse. ¿Tienes alguna idea de cómo podemos hacer que se hablen sin que sientan la presión del mundo sobre ellas?

Nattanit sonrió, una chispa de travesura en sus ojos.

—De hecho, sí. Pensaba organizar una cena "casual". Solo los cuatro: tú, yo, Orm y Ling. Hacemos que parezca un plan sencillo, algo entre amigos, pero en algún momento tú y yo nos excusamos para que se queden a solas. Así no tendrán más opción que hablar las cosas.

Prig dejó escapar una carcajada.

—Me gusta cómo piensas, Nattanit. Eso podría funcionar. ¿Cuándo deberíamos hacerlo?

—¿Qué te parece esta misma noche? Estamos fuera de la ciudad, no hay muchas distracciones. Es el momento perfecto —respondió Nattanit, con confianza.

—Perfecto. Dejaré que Orm sepa que habrá una cena, pero no le daré demasiados detalles. No quiero que se ponga nerviosa antes de tiempo.

—Lo mismo haré con Ling —dijo Nattanit, mientras ambos se estrechaban la mano con complicidad.

Más tarde esa noche, en un pequeño restaurante íntimo cercano al hotel, los cuatro amigos se sentaron alrededor de una mesa, riendo y conversando como solían hacerlo. Sin embargo, había una cierta tensión en el aire, especialmente entre Ling y Orm, quienes apenas se miraban a los ojos.

Nattanit y Prig, fieles a su plan, intercambiaron miradas antes de ponerlo en marcha.

—Perdón, chicos —dijo Prig de repente, mirando su reloj—, me acabo de acordar que tengo que hacer una llamada importante. Nattanit, ¿me acompañas? Necesito tu opinión sobre algo.

Nattanit asintió con entusiasmo falso.

—Por supuesto, vamos. Chicas, vuelvo en un momento.

Con esa excusa, los dos amigos dejaron la mesa, dejando a Ling y Orm solas en un silencio incómodo. Orm jugaba nerviosamente con el borde de su vaso, mientras Ling la observaba, sintiendo la tensión en el aire.

Finalmente, Ling fue la primera en romper el silencio.

—Orm, tenemos que hablar. No podemos seguir evitando esto —dijo con voz firme, aunque sus ojos reflejaban un torbellino de emociones.

Orm levantó la mirada, enfrentándose a la intensidad en los ojos de Ling.

—Lo sé, Ling. Pero... ¿qué hay para decir? Las cosas son complicadas, y no quiero ser la razón por la que lastimes a Jakarin o a ti misma. No puedo ser la segunda opción —dijo, repitiendo lo que ya había expresado a Prig.

Ling se inclinó un poco más hacia ella, su voz suave pero decidida.

—No eres una segunda opción, Orm. Eres la primera persona en mucho tiempo que me ha hecho cuestionar todo lo que pensaba que sabía sobre el amor. No puedo dejar de pensar en ti, en lo que significas para mí... Pero también es cierto que no puedo simplemente salir de una relación de la noche a la mañana. No quiero lastimar a nadie, y menos a ti.

Más allá del guión / LingOrmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora