"el último acto "

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Y como fue de costumbre los días pasaban, las semanas pasaban y los meses pasaban. En un abrir y cerrar de ojos las horas previas a la boda de Ling y Jakarin se deslizaban con la velocidad de un sueño inquieto para Orm. En la casa de Ingfa, Orm y su amiga compartían una atmósfera tensa, cargada de una mezcla de nervios y resignación. Ingfa, observando a Orm, notó el inusual silencio de su amiga, tan diferente a su usual vivacidad.

—¿Has visto a Ling estos días? —preguntó Ingfa con preocupación.

Orm, que estaba ataviada con un vestido sencillo pero elegante para la ocasión, negó con la cabeza. La ansiedad le nublaba el juicio, y el simple hecho de mencionar a Ling hacía que su corazón latiera más rápido.

—No, ¿qué pasa con ella? —preguntó Orm, intentando mantener la calma.

Ingfa suspiró, su expresión reflejaba tristeza. —No ha sido fácil. La he visto estos días, y ha estado muy mal. No ha querido comer nada, y sus ojos están hinchados de tanto llorar.

Orm sintió un dolor punzante en el pecho. —¿Dónde está ahora?

Ingfa le dijo que Ling se encontraba en un hotel cercano. Orm, con la urgencia apoderándose de sus movimientos, miró el reloj. Solo faltaban cinco horas para el casamiento. Sin pensarlo dos veces, se despidió rápidamente de Ingfa y se dirigió al hotel.

Estando en la entrada del hotel, Orm se detuvo unos momentos, dándole vueltas a la idea de entrar o no. Finalmente, con determinación, pidió en la recepción el número de cuarto de Ling y subió. Al llegar al pasillo, respiró hondo antes de golpear la puerta de la habitación.

Cuando Ling abrió la puerta, las lágrimas ya habían comenzado a deslizarse por su rostro. La vista de Ling en ese estado hizo que el corazón de Orm se rompiera aún más. Sin palabras, Orm entró y cerró la puerta con suavidad.

—Ling, tienes que estar bien —dijo Orm con voz suave y tranquilizadora—. Tienes que estar tranquila para la boda.

Ling se abrazó a Orm, llorando en silencio mientras Orm le pasaba la mano por la espalda, tratando de calmarla. Le habló de lo importante que era para ella y de cómo merecía estar feliz en ese día tan especial.

—No llores más —le susurró Orm—. Todo estará bien. Solo tienes que respirar hondo y pensar en lo que realmente quieres.

Ling asintió, secándose las lágrimas y tratando de recomponerse. Orm se quedó a su lado hasta que Ling se sintió más tranquila. Luego, se despidió con una promesa silenciosa de estar cerca, sin saber que ese encuentro sería el último antes de un giro inesperado.

De vuelta en la casa de Ingfa, Orm abrazó a su amiga con fuerza. Las lágrimas caían libremente por su rostro mientras se derrumbaba en los brazos de Ingfa.

—No sé qué hacer —sollozó Orm—. Siento que estoy perdiendo a Ling para siempre.

Ingfa la consoló, diciendo que no estaba sola en esto. Sus palabras le dieron un pequeño consuelo a Orm, pero la sensación de pérdida seguía siendo abrumadora.

La ceremonia se inició con los preparativos finales. Ingfa y Orm llegaron al evento justo a tiempo. La primera fila estaba reservada para la familia y amigos más cercanos. Ling, con su vestido de novia, entró con el brazo de su padre, mientras los invitados observaban con expectación.

El cura comenzó su discurso, y el momento crucial se acercaba. Cuando el cura preguntó a Ling si aceptaba a Jakarin como su esposo, Ling miró hacia atrás, sus ojos se encontraron con los de Jakarin. Un instante de duda y agonía cruzó por su rostro antes de que, con un murmullo de disculpas, saliera corriendo de la sala.

Más allá del guión / LingOrmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora