" descubrimientos"

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Orm miro a ling con cierta tristeza. - ling no te estoy pidiendo absolutamente nada, solo tiempo para arreglar esto, está amistad que teníamos, realmente no estoy para ser una segunda opción. Estás confundida, por favor aclara tus sentimientos y no me confundas más. Necesito dormir, por favor vete.

Las palabras de Orm habían golpeado a Ling con la fuerza de una verdad ineludible. Después de esa noche, Ling había intentado mantener la distancia, sabiendo que Orm tenía razón. No podía seguir jugando con sus emociones ni confundirla más de lo que ya lo había hecho. Jakarin, mientras tanto, no sospechaba nada. Para él, todo parecía marchar bien, ajeno a la tormenta interna que Ling trataba de ocultar.

Los días en la casa de campo transcurrieron de manera casi normal. Ling y Orm intentaron interactuar como si nada hubiera pasado, como si pudieran volver a ser las amigas que eran antes de que las emociones se interpusieran. Pero la tensión entre ellas era palpable, y ambas sabían que las cosas nunca volverían a ser iguales.

El último día de la estancia en la casa coincidió con el cumpleaños de Ingfa. La noche anterior, después de una pequeña celebración entre ellas, Ingfa había invitado a Orm a ver algunas películas en su habitación. El plan era relajarse, disfrutar de la compañía, y distraerse de los pensamientos que cada una tenía en su cabeza. Entre risas y conversaciones, el tiempo pasó volando y, sin darse cuenta, ambas se quedaron dormidas juntas en la cama de Ingfa.

A la mañana siguiente, Jakarin decidió sorprender a su hermana con un café recién hecho y una pequeña caja con su pastel favorito. Con una sonrisa en el rostro, se dirigió hacia la habitación de Ingfa, pensando en cómo sería recibido su gesto. Al abrir la puerta con cuidado, la escena que encontró lo dejó ligeramente desconcertado: Ingfa y Orm dormían profundamente, compartiendo la misma cama y abrazadas.

Jakarin observó a su hermana por un momento, sorprendido, pero no molesto. Cerró la puerta en silencio, sin querer interrumpir su descanso. Sin embargo, la imagen quedó grabada en su mente.

En el desayuno, mientras todos se sentaban alrededor de la mesa, Jakarin no pudo resistir la tentación de compartir lo que había visto.

—Tengo que decirles algo —dijo, con una sonrisa traviesa en el rostro—. Esta mañana fui a darle una sorpresa a Ingfa… y, bueno, no quería despertarlas, pero vi a Ingfa y Orm durmiendo juntas.

El comentario cayó como una bomba sobre la mesa. Ingfa, que estaba tomando un sorbo de café en ese momento, se ahogó de inmediato, tosiendo mientras el líquido le quemaba la garganta. Miró a Orm con los ojos muy abiertos, como si tratara de comunicarle algo sin palabras. Orm, por su parte, sintió que el color se le iba del rostro.

Ling, que había estado cortando su desayuno con meticulosa calma, dejó caer el tenedor en su plato. El sonido metálico resonó en el silencio que siguió al comentario de Jakarin. Sus ojos se clavaron en Orm e Ingfa, pero sobre todo en Orm, intentando leer en su rostro lo que realmente había sucedido. Aunque sabía que probablemente no era nada, el simple hecho de imaginar a Orm tan cerca de Ingfa hizo que algo en su interior se retorciera de celos.

—Bueno, eso explica por qué no regresaste a tu habitación anoche —dijo Ling finalmente, su tono aparentemente ligero, pero con una mordacidad apenas contenida.

Ingfa intentó salir del paso con una risa nerviosa.

—Sí, sí… nos quedamos viendo películas y, ya sabes, nos quedamos dormidas —dijo, intentando sonar despreocupada, aunque su mirada se cruzó con la de Orm, buscando apoyo en su expresión.

Orm asintió con una sonrisa tensa, tratando de seguir la corriente.

—Exacto, fue solo eso —añadió Orm, aunque sabía que cualquier cosa que dijera ahora solo alimentaría las dudas en la mente de Ling.

Más allá del guión / LingOrmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora