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Gogo

Eran las cinco de la tarde.

En un maldito viernes. Son malditos por una cosa, Izuku siempre viene a visitar a su novio, va y compra ricos postres a su amado. Va y se sienta en su sofá cargando a Katsuki en su regazo. Va y comienzan una sesión de besos.

Si era un maldito viernes para Gogo. Hasta que ese viernes, más de ser maldito, ahora era un bendito viernes.

—¿Por qué siempre te vas a estás horas? —preguntó Katsuki desde la sala a su hermano menor.

El cenizo rodó sus ojos observando como su hermano acaricia los rizos verdes de un durmiente Izuku.

El peliverde se había trasnochado todas las noches estudiando para sus parciales, que como recompensa por su esfuerzo, fue a la casa de su lindo novio a dormir en su pecho, cómodo, calientito y lleno de amor.

Por mucho que parezca asombroso, a Gogo ya no le daba celos no estar en el lugar de su hermano, sino, que le da envidia que tenga una hermosa relación y un fantástico novio.

Gogo se detuvo pensando en que contestar —Eso no te importa, Katsuki —dijo, saliendo lo mas rápido posible y cerrando la puerta de un portazo. El otro cenizo frunció su ceño molestó, por ahora, dejaría en paz a su hermanito.

El fuerte golpe que sacudió los vidrios de la casa, despertó a cierto pecoso.
—¿Eh?¿Que paso, Kacchan? — preguntó Izuku, levantando su cabeza medio dormido y un hilo de saliva fuera de su boca.

Katsuki sonrió con cariño por la adorable cara de su novio, agarro las mejillas pecosas y planto un beso una estás —No te preocupes, nerd. Vuelve a dormir.

Y así lo hizo, Izuku cayó en el pecho ajeno otra vez, regresando al mundo de los sueños. Katsuki apagó el televisor, e intentó acomodarse para dormir junto a su novio.

Pero, una corazonada sobre su hermano menor, no dejo que conciliar el sueño de todo.

Gogo no sabía cuando se había vuelto costumbre visitar a Yamikumo en la biblioteca, pero era como un refugio secreto para él. Lleva su bolso lleno de libros nuevos para hablar con el pelinegro, ha sido la unica persona que lo escucha hablar horas y horas de sus libros favoritos.

Sin quitarle los ojos de encima, incluso lo entiende y tiene curiosidad en saber más. Yamikumo en esas últimas semanas ha puesto un antes y un después en la vida de Gogo. Se ha notado más feliz que antes.

—Oye, me gustó el libro que me prestaste. Gracias —dijo Yami, devolviendo el libro a su dueño.

Gogo sonrió debajo su bufanda, de la cual lo protege del cruel frío que hace en la biblioteca.

—Me alegra que te haya gustado, y ¿Cuál fue tu parte favorita? — comentó apretando el libro contra su pecho y con un brillo de emoción en sus ojos.

Yamikumo no pudo evitar sonrojarse al ver lo adorable que se veía Gogo intentando ocultarse en su libro y bufanda. Se rasco la nuca sonriendo como tonto, el cenizo desvío su mirada esperando una respuesta, ya se acostumbro a que Yami tardará un poco en responder.

—Me gusto el desenlace, dónde el protagonista se da cuenta todo este tiempo que él era en realidad, el antagonista.

Gogo enderezó su espalda enseguida y se acercó demasiado a Yamikumo que había retrocedido ante la irrupción de su espacio personal.

—¡Esa es mi parte favorita también! —dijo, con una radiante sonrisa.

—Q-que bueno...

El rubio inclinó su cabeza confundido, Yami estaba incómodo, pudo notarlo cuando se rasco un cachete mientras desvía su mirada otro lado.

ENVIDIA - [Dekubaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora