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Gogo

Dejaron a Izuku dormir en el sofá esa noche, no preguntaron, lo único que cuestiono Gogo fue como encontró su pensión. Yamikumo asumió la culpa, ya que él le había dicho.

Hasta la mañana siguiente que las cosas se habían "calmado" un poco. Gogo habló con Izuku, manteniendo su distancia para después contarle a Yami. Aún que al pelinegro no le gustaba mucho dejar a Izuku con su novio.

Yamikumo siempre tuvo esa inseguridad de que Gogo estuviera con él simplemente porque se parecía a su primo. Pero, esas dudas desaparecen por donde llegaron cuando el cenizo lo abraza buscando protección y necesidad, llamado lo por su nombre con esa voz tan suave que tiene.

Ahora mismo, estaban en la cama, Yamikumo tenía a Gogo en su regazo abrazado quien se oculta en su cuello.

—¿Que dijo? —preguntó después de un rato. Gogo suspiró.

—En resumen: Mi hermano al parecer se volvió loco. Por mi culpa.

—¿Eh?

—No sé cómo explicarlo... Me pone triste pensar en eso —dice, acurrucando más en el pecho de su novio.

—Dios.

Luego de que Gogo se durmiera, Yamikumo decidió ir a la sala donde Izuku seguía sentado, pensativo, con una cajita en la mano. Aquello tocó su corazón, se acercó a su primo tocándole el hombro antes de sentarse a su lado.

—Le iba pedir su mano. Pero, no resultó bien... —mencionó abriendo la cajita, dejando ver un hermoso anillo de plata.

—¿Otro colapso?

—No se que le pasa —dijo soltando en llanto otra vez — Él no era así, nunca lo había sido. Sé que tiene envidia de su hermano pero, jamás lo he visto así. Tan destruido, consumido por ser el primero en todo. No lo comprendo.

—Quizas siempre fue de esa manera. Estás tan enamorado para saberlo —dijo Yamikumo, el otro negó rotundamente.

—Incluso cuando intenté calmarlo, falle. ¿Mi amor por él no podrá curar todas su heridas verdad?

Yamikumo negó con la cabeza, e Izuku solo se pasó las dos manos por la cara.

—¿Que debería hacer? —preguntó con voz rota, pidiendo a gritos bajos un consejo de su primo que quizás ya ha pasado por eso.

—Ayudarlo. Puedes decirle que vaya a terapia, que se tomen unos días, los dos. Para que él recapacite y se de cuenta del error que cometió. Si de verdad te ama, lo hará.

—No creo que me escuché. Está muy perdido...

—Deberias esperar un tiempo, qué baje la marea para hablar adecuadamente con él.

—Ya lo creo.

—De verdad lo amo, Yamikumo. No quiero perderlo, quiero una vida con él a su lado. Quiero ayudarlo, pero no sé cómo.

—Tranquilo, hombre —le dijo dándole palmadas en la espalda —Ya sabrás que hacer. Mira, cuando Gogo estaba en crisis, lo apoye, estuve a su lado, lo aconseje... Quizás eso es lo que Katsuki necesita, apoyo, más no un salvador.

Izuku asintió, derramando sus lamentos enfrente de su primo. Sin darse cuenta, ninguno de los dos, que estaban siendo escuchados por Gogo. Quien se sentía mal por hacerlo, pero, al escuchar lo que pasó con su hermano, la culpa volvía a crecer en él.

Sin embargo, una conclusión llegó a su mente en un instante. Tenía que ayudar a su hermano gemelo. Si Izuku no podía hacerlo, que tal si lo intentan el culpable de su crisis.

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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