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Yamikumo

Unos meses después...

¿Saben que es lo que se siente ver a Gogo con suéters de lana extra grandes? Una realidad para Yamikumo.  Fue a recoger a Gogo a la universidad después de sus clases en su moto. Estuvo esperando unos minutos observando su celular aburrido.

Tenía su casco en la cabeza aún, se había puesto algo casual, pero al mismo tiempo para impresionar a Gogo. Se vistió con un suéter negro manga corta ajustado, con unos jeans rotos de la misma manera y unas botas rojas estilo militar.

Había agregado las manillas que Gogo hacia como antiestres, en esos últimos meses de dejar su casa, cambiarse de carrera, universidad, la mudanza... Fue mucho estrés para el cenizo, Yamikumo le propuso ir a un profesional.

En especial, por el tiempo que pasó en las casa de sus padres solo. Hubo peleas que Yamikumo tuvo que ir auxiliar. Quizás esa historia se cuente después.

Por eso, Gogo comenzó hacer manillas, su psicóloga le había recomendado hacerlo cuando se sintiera nervioso o tuviera malos pensamientos. Todos esos brazaletes se les fue dado a Yamikumo.

En ese momento, tenía tres en cada muñeca eran regalos muy bonitos para él que aprecia mucho, ya que es parte del crecimiento de Gogo.

Hablando de él, estaba saliendo de su universidad despidiendo algunos compañeros. En ese momento, Yamikumo dejo su celular y encendió su moto. Estaba apunto de arrancar sino fuera porque una chica se le puso enfrente.

Era linda, tenía su cara rojiza y su teléfono en las manos. Parecía nerviosa.

—Disculpa, quería saber si puedes darme tú número. Me pareciste muy guapo —dijo la joven hacia Yamikumo, él estuvo apunto de abrir su boca para negarse.

Pero, Gogo había llegado primero como un rayo apenas vio a la mujer acercarse a Yamikumo. Tenía una pasiva agresiva sonrisa en su rostro con sus ojos cerrados, tocó el hombro de la extraña que se sobre salto.

—¿E-eh?

—Hola, ¿Te perdiste, linda? —dijo Gogo con un extraño tono. Luego abrió sus ojos, sus rubís brillan y su sonrisa se expande en su rostro siendo un poco aterrador.

—¿Yo? No, solo quería pedirle el número a...

—¡Ah, que pena! —dijo, acercándose a Yamikumo para abraza su bíceps y apoyarse en él — ¡Él ya tiene pareja!

—¡Oh, perdón no sabía!

—Ahora ya sabes —le dijo, inclinándose hacia ella para susurrarle al oído con esa siniestra sonrisa —, no te vuelvas aparecer por aquí ¿Oíste?

La joven trago duro, asintió con la cabeza antes de salir disparada a otro lado. Dejando a la pareja de chicos solos, Yamikumo se quito el casco cruzándose de brazos para observar a Gogo.

—¡Yamikumo!¡Te extrañe mucho! —dijo Gogo muy alegre, ahora con su sonrisa verdadera. A la que tanto le encanta a Yami. También dejo un beso cariñoso en las mejillas pecosas.

El pelinegro lo miro severo —¿Desde cuándo tú y yo somos pareja?

—Mmm —Gogo fingió pensar un rato para después sonreír —Hace unos minutos. ¿Te molesta que haya dicho eso?

Yamikumo desvío su mirada sonrojado.

—No.

—¿¡Te gustó!? —gritó el cenizo tapándose la boca sonriente con su mano cubierta del suéter. Diablos, era demasiada ternura para Yamikumo.

ENVIDIA - [Dekubaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora