Capítulo 3

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—Olivia.

—¡Nate, hola! Justo estaba... —Buscando a Lucas Darley para ver si estaba interesado en conspirar contra ti, pero no te lo tomes personal.

Nathaniel comenzó a caminar junto a mi. Llevaba un libro en la mano, aunque las clases habían acabado y nos dirigíamos hacia la salida.

—¿Qué tan tu primer día? —pregunté.

—Bien. Todos se me acercaban para conversar. Excepto tú, apenas te he visto.

—Bueno, es normal que se te acerquen. Eres el chico nuevo y guapo, deben estar curiosos por conocerte. Y lo siento, estuve ocupada.

—No te preocupes.

—Y... ¿Pudiste conocer algún club? Suelen hacer reuniones tras la hora de clases.

—El de matemáticas me ha interesado, quizás me una. No me vendrá mal para mi solicitud a Hardvard.

—Seguro.

—Y... ¿Dónde está tu novio? No he visto a ningún chico cerca de ti hoy.

—No sabía que tenía espías —bromeé.

—Te observé un par de veces. —Sonrió.

Por Dios, estaba teniendo una conversación interesante con el chico aburrido.

—Bueno... Yo... Hoy no ha venido a clases. Se siente algo enfermo, pero quizás lo veas la próxima semana —comenté. Mentirosa, mentirosa, mentirosa. En ese momento, lo vi a Lucas a lo lejos, a unos pasos del estacionamiento. Coloqué una mano distraída en el hombro de Nate—. Ah, oye... Debo irme. Pero nos vemos luego, ¿sí? ¡Adiós!

Dejé a Nate atrás y corrí hacia los estacionamientos antes de que Lucas se fuera.

—¡Oye, tú!

El sujeto ni siquiera volteó. Y yo no podía correr demasiado rápido en tacones. Para cuando estaba a punto de alcanzarlo, Lucas frenó en seco y no me dió tiempo a disminuir mi velocidad, por lo que mi cara chocó contra una espalda gruesa y trabajada. Auch.

Él se volteó, con el rostro serio y el semblante tenso. Me analizó durante unos segundos y frunció el ceño.

—¿Se te ofrece algo?

Está bien, no necesitaba una disculpa.

—Tú estabas peleando en los pasillos.

—¿Y qué? ¿Quieres un autógrafo?

Vaya, esto iba a ser más difícil de lo que pensé. Decidí evadir su sarcasmo y continuar:

—¿Por qué peleabas?

Aunque ya lo sabía. Los rumores no habían tardado en difundirse por todo el instituto.

—No es de tú incumbencia.

—Yo creo que sí. Era por una chica, ¿no?

—¿Para qué preguntas si ya lo sabes?

—Si no te lo preguntaba iba a quedar como una acosadora —respondí—. Pero, escucha, te tengo una propuesta.

—No necesito nada que venga de ti, pero gracias.

Lucas se volteó y comenzó a caminar, dándome la espalda. Debía medir una cabeza y media más que yo, aunque lo que tenía de alto, evidentemente no lo tenía de simpático. Lo seguí.

—¡Aguarda! Ni siquiera la has escuchado.

—Y tampoco necesito hacerlo.

—Sé que mueres por Payton Hart y que hoy peleabas por ella... Aunque me parece un poco triste que hagas todo eso por ella y cuando no se fija ni siquiera un poquito en ti.

Lucas frenó en seco y volví a chocarme con su gran espalda. ¡Diablos! Debía avisar al menos. Llevé una mano a mi pobre frente herida mientras él me fulminaba con la mirada.

—¿Qué quieres?

—Mira, yo busco alejar a una persona de mi vida. Y por lo que sé, tú buscas acercarte a otra, ¿no?

—Eso creo.

—Sonará algo loco, pero... finge ser mi novio.

Lo solté así, sin más. Lucas permaneció parado, expectante y serio. Luego, se echó a reír. ¡Vaya! Al menos tenía sentimientos.

—Sí, suena loco.

—¿Y bien?

—¡Claro que no! En primer lugar, ¿como me acercaría esto a Payton?

—Porqué así somos las chicas, o al menos las que conozco. Comenzará a fijarte en ti cuando vea que estás prohibido. ¿Qué más?

—En segundo lugar, es una completa locura. Y en tercero, ¿qué le hará creer en la gente que saldría con alguien como... ?

Alcé las cejas al oírlo.

—¿Qué le hará creer a la gente que yo salgo con alguien como ?

—¿Lo ves? Para ti también es un plan loco y absurdo.

—¡Pero que podría funcionar! A mi me alejaría de este chico y tú conquistarás a la chica.

Lucas se cruzó de brazos, intrigado.

—¿Y de quién buscas alejarte? ¿Por qué no lo rechazas y ya?

No me apetecía contarle mi vida a un extraño, sin embargo, mi boca no solía mantenerse cerrada por demasiado tiempo, y dependía de él para salvarme de una boda obligada por mi madre.

—Para tener esas pintas de chico malo y reservado, eres bastante curioso —acusé. Al no recibir una respuesta de su parte, suspiré y comencé a hablar—. Mi madre está empeñada en conseguirme al novio perfecto, pero yo no quiero, entonces se me ocurrió decirle que ya estaba saliendo con alguien. Hubiera sido una buena mentira si mi supuesto pretendiente no estudiaría en el mismo instituto.

—Es más interesante que mi historia.

—¿Eso significa que vas a ayudarme?

—¿Y por qué yo?

Porque mis padres querían que no me saliera de la línea. Deseaban que su perfecta hija acabara la escuela, estudiara en una institución tan prestigiosa como Yale y que a su lado tuviera al novio perfecto. Como un robot que no tiene permitido equivocarse. Y lo cierto era que estaba harta de ser la chica ejemplar. No sabía si quería todo ese futuro para mi, ni siquiera estaba segura de querer estudiar algo relacionado a la empresa familiar. Lucas era todo lo contrario a lo que ellos esperaban. Jamás esperarían que su hija se rebelara, que no siguiera sus órdenes, que les mintiera con su vida amorosa o que su supuesto novio sea alguien como Lucas.

Todo eso es lo que hubiera dicho. Sin embargo, ninguna de esas palabras llegaron a salir de mi boca.

—No parece que tengas algo que perder.

Lucas asintió. Y cuando por fin creí que estaba a punto de aceptar mi propuesta...

—Lo siento, no puedo ayudarte.

Y se marchó.

Mi perfecto novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora