Capítulo 9

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El lunes por la mañana, amanecí con una energía y buen humor que no era propio de dicho día de la semana. La cosa era que ese día vería a Lucas, después de aquel fin de semana alocado donde mi cabecita de borracha no se atrevió a olvidar nada.

Recordaba perfectamente ese beso. Y no era digno de una relación falsa. No, evidentemente significó algo más. Para él y para mi.

Me alisté y conduje hasta la escuela con entusiasmo. Al llegar, caminé por los pasillos en solitario, saludando a algunos amigos que se cruzaban por el camino. Mi mente estaba ocupada con imágenes del viernes, y a la única persona que quería encontrar en ese momento era...

La misma que se encontraba conversando animadamente con Payton al final del pasillo.

Era como si mi corazón hubiera dado un vuelco y caído en un golpe de realidad. ¡Pero claro, qué tonta! Si estábamos montando todo este show porque a él le gustaba otra persona. Y quería recuperarla.

Un estúpido beso no iba a cambiar el hecho de que él deseaba estar con ella. Y no iba a creer que Lucas desearía cambiar a su mejor amiga y novia de toda la vida, por una rubia sin neuronas que se pasaba las tardes en un shopping y que no tenía claro su futuro.

Me mordí el labio inferior e intenté aparentar una buena cara. Abrí mi casillero y busqué mis libros, fingiendo que nada de esto me afectaba. Sin embargo, cuando me observé en el espejo que tenía pegado en la puerta de mi casillero... Sus ojos se encontraron con los míos.

Cerré la puerta metálica con rapidez y huí a mi clase. De repente, sentía la necesidad de llegar temprano a cálculo por primera vez.

—¡Olive! —oí detrás.

—Lo siento, se me hace tarde.

—Olive —repitió, esta vez frenando mi paso con su mano en mi muñeca. Esperé a que me soltara, volteé y me crucé de brazos.

—¿Qué quieres, chico problemas?

—Yo... ¿Cómo estás?

—Perfectamente. ¿Y tú?

—Igual. Oye... —Su voz se perdió en el aire.

—¿Qué sucede? No tengo todo el día.

—¿Cómo te fue con la resaca?

—Horrible, pero gracias por preguntar.

—Ya.

—¿Necesitas algo más? Porque debo...

Lucas medio sonrió, aunque parecía una sonrisa cargada de todo, menos felicidad.

—Nada más.

—Bien.

Volví a voltear, pero antes de que pudiera caminar, volvió a llamarme:

—Ah, y Olive...

—¿Sí? —pregunté de espaldas.

—Luces bien hoy.

Sonreí, aunque supongo que mi sonrisa tampoco tenía demasiada felicidad.

—Nadie nos ve, no tenemos que fingir ahora.

Continué caminando, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Lo correcto era ahorrarle la incomodidad a Lucas y fingir que no recordaba nada de aquella noche. Así el podría estar con la persona que amaba y yo continuar con mi vida. Después de todo, la ebria que le había rogado un beso fui yo.

•••

Nate se sentó detrás mío en clase de cálculo. Lo supe cuando entré y lo vi sentado en dicho asiento, y lo supe luego, cuando una papel arrugado pinchó mi espalda. Lo observé en silencio y con el ceño fruncido. Él sonrió con inocencia y esperó a que tomara el papel. Lo hice y volví a voltear.

Mi perfecto novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora