Capítulo 17

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Abrí los ojos como platos, completamente desconcertada y aterrada. Lucas, que parecía estar abstento a la situación, continuaba con los ojos cerrados y la respiración más tranquila que la de un bebé. ¿Había escuchado bien?

—¿Qué?

—He dicho que te amo.

¡Ahí estaba otra vez! Esas dos palabras. Te amo. ¡Y lo decía tan tranquilito!

Llevaba tiempo sin oírlas de nadie. Annie y yo no las decíamos a menudo, y no recordaba alguna vez en la que haya oído a mis padres decirlas.

Sentí un nudo formarse en mi estómago, una mezcla de confusión, miedo, y algo que no podía reconocer. La mitad de mi vida me había preguntado cómo alguien iba a ser capaz de amarme, si pateaba mientras dormía, si mi cuerpo no era el de una modelo, si no sabia cocinar, o limpiar, o hacer alguna actividad que no se relacionara con la moda o el cabello... Si era de todo menos perfecta.

—¿Qué dices? Estás loco.

Lucas se movió un poco y abrió un ojo, sonriendo como un niño al que acaban de atrapar robando galletas. Se veía completamente sexy y tierno así, con la mandíbula marcada y los ojos verdes y brillantes.

—Te amo, Olive —repitió, esta vez lentamente y con un toque de diversión, como si le estuviera explicando algo a una niña de cinco años—. Estoy loco de amor por ti.

Me acarició la frente al querer acomodar un mechón que molestaba mi visión y me levanté de la cama con rapidez y los nervios a flor de piel, alejándome lo más lejos posible y cubriéndome el cuerpo con las sábanas. Sentía el calor subir desde mi cuello hasta mis mejillas.

Lo señalé con el dedo índice, como si fuera un delincuente al cual estaba acusando.

—¡Retráctate!

—¿Qué? Claro que no.

—¡Entonces no vuelvas a decir eso jamás!

¡Esto tenía que ser una especie broma pesada! ¡Era muy pronto! ¡Ni siquiera sabía cuál era su color favorito! Santo Dios. De seguro tenía cámaras ocultas y mañana seríamos virales en YouTube. El rebelde y problemático chico de la escuela le hace creer a una sexy e inteligente chica que la ama para reírse de ella. ¡Hasta saldríamos en las noticias y todos se reirían!

—¡Pero sí te amo!

—¡Ya basta! ¡¿Te volviste loco?! —chillé, empezando a caminar de un lado a otro para calmar mis nervios—. ¡No puedes decir esas cosas así porque sí!

—¿Por qué no? —preguntó, levantándose un poco sobre el codo, disfrutando de mi desesperación—. Te amo, Olive Wesley. ¡Te amo te amo, te amo! —esta vez lo canturreó, torturándome, completamente encantado consigo mismo. Yo, por mi parte, intentaba decidir si le iba a arrojar una almohada en la cara o si me iba a lanzar yo misma por la ventana.

—¡Basta! —me cubrí los oídos, como si eso fuera a silenciarlo, pero su risa seguía llenando la habitación—. ¡No es gracioso, Lucas!

Lucas se sentó en la cama y me miró, con esa mezcla de ternura y burla en los ojos. Me hizo sentir pequeña y expuesta, como si todas mis inseguridades estuvieran escritas en mi rostro. Me cubrí la cara.

—Olive, tranquila, solo estoy bromeando.

Separé los dedos para observarlo. Luego, fui bajando las manos de a poco y me abracé a mi misma.

—¿En serio?

—¡Claro que no! Te amo.

—¡Lucas! —regañé, volviendo a cubrirme el rostro. ¡Que lo dejara de decir!

Mi perfecto novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora