Capítulo 5

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Caminaba sola por los pasillos, pues mi mejor amiga me había traicionado y faltado a la escuela con la excusa de que tenía un insoportable dolor de cabeza. Abrí mi casillero y me observé durante un segundo en el pequeño espejo que tenía pegado a la puerta. Luego, tomé mi libro de álgebra.

Al cerrar la puerta del casillero, casi me da un infarto al encontrarme con un rostro sonriente. Aunque no se me pasó de largo que esa sonrisa era más falsa que One Direction prometiendo que iban a regresar.

—Olive.

—Tú debes ser Payton.

—Me sorprende que sepas mi nombre. No creí que en tu cabeza de niña rubia entrara demasiada información.

Evité mi sorpresa y mis ganas de golpear a una completa extraña. ¿Qué rayos le pasaba?

—Y yo creí que no aceptaban locos en la escuela, pero aquí estás, perdiendo la razón delante de mi.

Payton borró la sonrisa falsa de su estúpido rostro sin quitarme la vista de encima. ¿Qué rayos le veía Lucas a esta zorra?

—He escuchado algunos rumores. Quiero creer que no son ciertos, porque dudo mucho que una chica como tú esté detrás de alguien como Lucas sólo por sus sentimientos. Así que te lo digo desde ya, aléjate de él antes de que lo lastimes, ¿oíste? —esperó y reí.

—¿Quién eres? ¿Su protectora?

—No, pero puedo golpearte y arruinarte la nariz si continúas molestándolo.

—¿Te piensas que te tengo miedo? Eres una patética chica que viene a amenazarme por miedo a que le quite al chico. Lo siento, linda, llegaste tarde.

—¡Eres una...!

—Hola.

En ese momento, Lucas apareció por detrás y pasó un brazo por mis hombros, acercándome a su pecho. Fruncí el ceño, intentando acostumbrarme al tacto de su enorme brazo rodeándome y el aroma a madera y tabaco que inundó mis fosas nasales.

Payton dió la vuelta y se fue, sin decir ni una sola palabra. Entonces, Lucas me soltó y se posó justo en frente mío, ocupando su lugar.

—¿Estabas discutiendo con Payton?

—Más bien ella discutía. Y ahora que la conozco, tengo todo el derecho para decir que tus gustos son demasiado cuestionables. ¡Es una idiota!

—Es buena persona.

—Sí, pero esta muerta de celos y actúa como una psicópata. ¡Incluso me trato de tonta por ser rubia!

—¡¿Qué?! Pero si es obvio no necesitas el rubio para ser tonta —espetó a modo de broma y lo observé de mala manera mientras se reía de su propio chiste.

—¡No es gracioso, Lucas!

—¿No? Yo creo que sí.

—Eres insoportable.

—¡Vamos! Admite que fue gracioso.

—No lo fue. Por cierto, espero que tu humor continúe hasta el viernes, porque Nate quiere que salgamos. Los tres.

Lucas frunció el ceño.

—¿Como en una cita?

—¡No! Sí. No lo sé.

—¿Y por qué?

—Porque Nate lo propuso.

Lucas frunció aún más el rostro, si es que podía hacerlo. Su expresión me daban ganas de reís, pero mantuve la compostura.

Mi perfecto novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora