Capítulo 20

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Lucas y yo caminábamos en silencio hacia la salida de la escuela. Mis pensamientos aún daban vueltas por la cabeza, y a cada paso que daba sentía el eco de la pelea con Annie y de cómo lo había arruinado. ¿En qué estaba pensando cuando la golpeé? Ella podía ser una perra, pero yo había demostrado ser peor después de este día.

Sentí la mano de Luke enredarse con la mía e hice una leve presión.

—¿Quieres hacer algo? —preguntó.

—Mmh... ¿Algo como qué?

—No lo sé, cualquier cosa que no implique volver a casa —respondió y me apresuré a asentir.

—Sí, por favor. Te juro que si me quedo un minuto sola con mis pensamientos me tiraré de la ventana —bromeé—. ¿Y si vamos por un helado?

—¿Con este frío?

—No hay mal clima para el helado.

—¿Por qué no...?

—Ya me antojaste de helado. ¡Andando! —di un saltito emocionado y tiré de su mano para arrastrarlo hacia mi auto. Me subí en el asiento del conductor y él en el del acompañante.

Conduje por la carretera durante menos de diez minutos. Había una heladería cerca, Annie y yo solíamos escaparnos allí cuando no nos apetecía entrar a clases o no habíamos hecho nuestra tarea.

Al llegar, busqué un lugar donde estacionarme. Hice una mueca al encontrar tan poco espacio y frené el coche. Yo no iba a estacionar ahí.

—Oye, ¿cambiamos? —pregunté, señalando mi asiento. Luke frunció el ceño.

—Pero ya llegamos, aparca y ya.

—Es que no sé estacionar entre dos autos. ¡Anda, cámbiame! —pedí, abriendo la puerta del coche. Lo vi rodar los ojos con diversión antes de salirse.

Una vez en la heladería, pedimos nuestros helados. Y por supuesto que me burlé de sus gustos.

—¡Debí imaginar que pedirías crema americana! Hasta para los gustos de helado eres un aburrido.

—¿Estás insinuando que tengo mal gusto?

—No lo insinúo, lo confirmo.

—Oh, ¿y mi mal gusto también abarca en chicas? —preguntó con burla y lo observé como si pudiera matarlo con la mirada.

—Claro. Para todas las chicas que hayan estado antes que yo. —Me encogí de hombros, humilde, para luego darle una probada mi helado. Frutilla y limón. Me relamí los labios y observé a Luke, que me observaba con una sonrisa dulce. Fruncí el ceño—. ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?

—No. Sólo pensaba.

—¿En qué?

—Nada importante.

—¡Pero me estabas mirando! —Lo apunté con la cuchara de plástico—. Eso seguro quiere decir que trata sobre mi. ¡Anda, dime!

—Pensaba en lo mucho que te amo.

—Y yo en lo equivocados que están todos los que creen que eres el rudo de la escuela.

Mi perfecto novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora