15: La Vara de Helga Hufflepuff.

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Chiara se despertó bruscamente, su respiración entrecortada y el cuerpo cubierto de un leve sudor frío. El sueño que acababa de tener todavía la envolvía, sus imágenes vívidas y sensaciones palpables se aferraban a su mente como una niebla persistente. En su sueño, había estado con Violeta, sus cuerpos desnudos y entrelazados en una intimidad que todavía le hacía estremecer. Los besos eran intensos, las caricias llenas de deseo y la conexión entre ellas, innegablemente profunda. Suspiros, gemidos y unos movimientos bruscos de caderas que difícilmente olvidaría. Chiara parpadeó, tratando de sacudirse las últimas imágenes del sueño. Al girarse, en la cama de su izquierda, Ruslana dormía plácidamente, su cabello oscuro enredado sobre la almohada. Al otro lado, Naiara roncaba suavemente, ajena al despertar agitado de Chiara.

Chiara suspiró, sintiendo un leve dolor en la cabeza, recordatorio de las cervezas de mantequilla que había tomado en el baile de Navidad. Se incorporó con cuidado, tratando de no despertar a sus compañeras de habitación y se inclinó para abrir el cajón de su mesita de noche. De él sacó una pequeña botella de cristal que contenía una poción de color ámbar. La destapó y bebió un pequeño sorbo, sintiendo el alivio inmediato que le proporcionaba mientras la resaca comenzaba a desvanecerse. Se recostó de nuevo en la cama, mirando el techo mientras el sueño húmedo con Violeta regresaba a su mente, provocándole un calor en las mejillas. Aunque solo había sido un sueño, sabía que sus sentimientos por Violeta estaban lejos de ser simples fantasías nocturnas. Recordó el beso de la madrugada anterior. Los labios de Violeta fueron como una caricia al alma en mitad de una tormenta de golpes. Sin embargo, antes de que pudiera sumergirse de nuevo en esos pensamientos, un escalofrío recorrió su columna vertebral al recordar la amenaza inminente de Lucien Blackthrone. Desde que había desactivado el ritual del Devastador, algo en el aire había cambiado, volviéndose más pesado, más oscuro. Sabía que Lucien no se quedaría de brazos cruzados después de lo sucedido y el peligro parecía acechar en cada sombra.

Pasaron un par de días relativamente tranquilos en Hogwarts, un respiro bienvenido después de las tensiones de los últimos meses. Sin embargo, la calma no duró mucho. En una de las habituales reuniones en el despacho de la directora McGonagall, se les asignó una nueva misión.

—Hemos recibido informes sobre la posible ubicación de un sigilo relacionado con el Devastador —les explicó McGonagall, su tono grave—. Según nuestras fuentes, este sigilo es una pieza clave para completar el ritual que Blackthrone pretende realizar. Si logra activarlo, podría desatar un poder inimaginable.

Chiara intercambió una mirada con Violeta, quien estaba sentada a su lado. Ambas sabían lo que significaba esto: tenían que actuar rápido y con precisión.

—También —continuó McGonagall—, hay rumores sobre la ubicación de una de las reliquias perdidas de los fundadores de Hogwarts. Si encontramos esa reliquia, podríamos usarla para contrarrestar los efectos del Devastador.

El grupo, compuesto por Chiara, Violeta, Martin, Álex, Denna y Ruslana, asintió solemnemente. Sabían que la tarea que tenían por delante no era fácil, pero estaban decididos a detener a Blackthrone antes de que fuera demasiado tarde.

Poco después, el grupo se encontraba en los terrenos de Hogwarts, preparándose para partir hacia el Bosque Prohibido, donde los rumores indicaban que se encontraba el sigilo. Chiara se mantuvo cerca de Violeta, encontrando en su presencia un ancla que la ayudaba a mantenerse enfocada. Había un nerviosismo latente en el aire, pero también una determinación silenciosa que unía a todos. El Bosque Prohibido estaba más oscuro de lo habitual, como si la misma naturaleza supiera del peligro que se cernía sobre ellos. Los árboles, altos y antiguos, se alzaban como gigantes en la penumbra, sus ramas entrelazándose para bloquear la luz del sol. El suelo estaba cubierto de una alfombra de hojas caídas, crujientes bajo sus pies mientras avanzaban cautelosamente.

USA MIS MANOS - KIVI (HOGWARTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora