23: Un nuevo día.

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La luz del día había llenado por completo la habitación de Violeta en San Mungo cuando los sanadores llegaron para examinarla. Chiara observaba desde un rincón, con la ansiedad latente aún en su pecho, pero también con una renovada energía que brillaba en sus ojos. Violeta estaba despierta, y aunque su cuerpo seguía débil, el hecho de que hubiera abierto los ojos y pronunciado su nombre era más de lo que Chiara se había atrevido a soñar la noche anterior.

Mientras los sanadores trabajaban, Chiara salió de la habitación, necesitando un momento para procesar todo lo que había pasado. En el pasillo, se encontró con Denna, Martin, Álex y Ruslana, que habían llegado temprano en la mañana para ofrecerle su apoyo.

—¡Chiara! —exclamó Denna, corriendo hacia ella y envolviéndola en un fuerte abrazo—. Nos hemos enterado de que Violeta ha despertado. ¿Cómo está?

Chiara correspondió el abrazo, sintiendo el calor y la fuerza de la amistad que sus amigos le ofrecían.

—Está débil, pero está consciente. Los sanadores la están revisando ahora —respondió, su voz cargada de alivio y agradecimiento.

—Es una gran noticia —dijo Martin, colocando una mano sobre el hombro de Chiara—. Sabíamos que iba a salir adelante. Es una luchadora, como tú.

Chiara sonrió ligeramente, pero su mente ya estaba enfocada en lo que debía hacer a continuación. Había pasado tanto tiempo sintiendo miedo y desesperanza..., pero ahora que Violeta había despertado, ese miedo se transformó en determinación. Sabía que no podían quedarse de brazos cruzados. Tenían una misión que cumplir, y el tiempo era crucial.

—Chicos, necesito hablar con vosotros sobre lo que viene después —dijo Chiara, su tono volviéndose más serio.

Los cuatro amigos intercambiaron miradas, sabiendo que el alivio por la recuperación de Violeta era solo temporal. Lucien Blackthrone seguía siendo una amenaza, y la lucha estaba lejos de terminar.

—¿Qué has descubierto? —preguntó Álex, siempre directo al grano.

Chiara respiró hondo, preparándose para explicar lo que había leído en el diario de su bisabuela.

—Anoche, antes de que todo esto sucediera, estuve revisando el diario de mi bisabuela Melisande. Encontré algo... algo que podría llevarnos a la siguiente reliquia: el escudo de Godric Gryffindor.

Los ojos de sus amigos se abrieron de par en par ante la mención de la legendaria reliquia.

—El escudo de Gryffindor... —murmuró Álex, fascinado, su mente ya comenzando a procesar la información—. ¿Dónde?

Chiara asintió, sabiendo que esta sería la parte más difícil de explicar.

—El diario menciona un lugar: la Sala de los Menesteres en Hogwarts. Al parecer, el escudo está escondido en algún lugar de esta sala, protegido por magia antigua. Un lugar que solo se revela a aquellos que verdaderamente necesitan encontrarlo.

—La Sala de los Menesteres —repitió Martin, su tono serio—. Recuerdo que se me apareció alguna que otra vez durante mi primer curso... pero encontrar una reliquia como esa allí, con todos los artilugios y objetos que hay... no será fácil.

—Sé que no será fácil —dijo Chiara, su voz firme—. Pero tenemos que intentarlo. El escudo es la clave para encontrar la siguiente reliquia: la daga de Salazar Slytherin. Esa es la más poderosa y peligrosa de todas y si logramos encontrar las cuatro reliquias, podremos acceder al amuleto que necesitamos para derrotar a Lucien. Sin el amuleto, estamos perdidos, pero ya tenemos dos de las cuatro reliquias. Estamos a medio camino.

Sus amigos la miraron con una mezcla de asombro y respeto. Chiara, que había estado tan cerca de romperse la noche anterior, ahora estaba de pie, con una fuerza renovada y una determinación que les recordaba por qué siempre la habían seguido.

USA MIS MANOS - KIVI (HOGWARTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora