19: La casa de la abuela Astrid.

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El resto del día de Navidad transcurrió en una calma tensa. Chiara y Violeta intentaron actuar con normalidad, pero la sombra del descubrimiento en el jardín pesaba sobre ellas. Pepe y Emma no sospecharon nada, pero Chiara no podía dejar de pensar en lo que había visto en el baúl. Después de la comida, se retiraron a la habitación de Chiara para descansar, pero ambas sabían que era una excusa para discutir lo que había ocurrido.

—Esto es más grande de lo que pensábamos —dijo Chiara en cuanto cerró la puerta.

Violeta asintió, sentándose en la cama con el ceño fruncido. 

—¿Por qué tu padre tendría algo así? ¿Y por qué lo escondería?

Chiara se dejó caer en una silla, mirando el espejo que ahora estaba sobre su escritorio. La luz del atardecer se reflejaba débilmente en su superficie, dándole un aspecto aún más misterioso.

—No lo sé, pero tenemos que averiguarlo. —Suspiró, pasándose una mano por el cabello—. No podemos simplemente ignorar esto.

Violeta asintió de nuevo, pero sus ojos no se apartaban del espejo. —¿Qué crees que quiso decir el pergamino con "conocimiento prohibido"?

—Probablemente que este espejo no es solo para mirar tu reflejo. —Chiara se levantó y se acercó al espejo con cautela—. Es posible que muestre cosas que no deberíamos ver, o que revele secretos que podrían ponernos en peligro.

Violeta se estremeció, cruzando los brazos sobre su pecho como si quisiera protegerse de un frío invisible. 

—Entonces, ¿qué hacemos? ¿Lo dejamos aquí y avisamos a McGonagall cuando regresemos a Hogwarts?

Chiara dudó por un momento. Parte de ella quería dejar el espejo y no tocarlo nunca más, pero la otra parte, la que siempre había sido impulsada por la curiosidad, sabía que no podía dejarlo así.

—Tenemos que investigar más. No podemos depender solo de los profesores. Si este espejo tiene algo que ver con las reliquias de los fundadores, podría ser clave para detener a Lucien Blackthorne y sus seguidores.

Violeta asintió, aunque aún parecía nerviosa. 

—Pero tenemos que ser cuidadosas. No sabemos qué podría desencadenar su uso.

—Lo sé —dijo Chiara con determinación—. Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados. Hemos llegado demasiado lejos para dar marcha atrás ahora.

Chiara y Violeta pasaron el resto del día investigando todo lo que pudieron sobre el Espejo de Rowena Ravenclaw, pero la información era escasa. Todo lo que encontraban apuntaba a que el espejo era una reliquia perdida, un objeto que muchos habían buscado durante siglos, pero que nadie había encontrado... hasta ahora.


El sol se había puesto y la casa de los Oliver estaba sumida en el silencio. Chiara y Violeta decidieron intentar algo más arriesgado: usar el espejo. Sabían que era peligroso, pero también que podrían obtener información valiosa si lo manejaban con cuidado.

—¿Estás segura de esto? —preguntó Violeta, observando a Chiara preparar el espejo.

Chiara asintió, aunque su corazón latía con fuerza. 

—No tenemos otra opción. Si este espejo puede mostrarnos algo que no sabemos, algo que nos ayude a derrotar a Blackthorne, tenemos que intentarlo.

Chiara tomó el espejo en sus manos y se sentó en el borde de la cama. Violeta se sentó a su lado, su varita lista por si algo salía mal.

—No sé qué esperar —admitió Chiara—, pero mantente alerta.

Respiró hondo y miró su reflejo en el espejo. Al principio, no pasó nada. Chiara vio su propio rostro, un poco pálido por los nervios, pero normal. Sin embargo, después de unos segundos, la superficie del espejo comenzó a cambiar. Las imágenes se distorsionaron, y el rostro de Chiara se desvaneció, dando paso a una escena que se desplegaba como un sueño dentro del espejo.

USA MIS MANOS - KIVI (HOGWARTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora