Capítulo 20

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Ylva

Pris dormía plácidamente en los brazos de su madre, mientras esta la miraba atentamente, llevaba apenas unos minutos dormida, ya debería llevarla a su cuna, pero prefería tenerla así.

Cuando Ragna entró a la habitación se dirigió inmediatamente hacia Aina y Kaira.

—Chicas, lleven la cuna de Pris a su habitación —les ordenó, tanto las dos jóvenes como Silje se vieron extrañadas y confundidas por esto.

—¿A su habitación? —cuestionó Aina.

—¿Por qué? —habló esta vez Silje.

—El Señor Clemens lo ordenó —explicó la mujer.

—No estará esperando que Pris duerma sola —agregó Kaira.

—Ha contratado a una niñera para Pris, también será su nodriza —explicó Ragna—. Ella ya está esperando en la habitación de la bebé. De prisa, lleven la cuna a allá.

Las dos jóvenes asintieron, se sentían un poco sorprendidas, no esperaban que el hombre contratara a alguien para el cuidado de Pris.

Mientras las dos mujeres llevaban la cuna fuera de la habitación, Ragna y Silje permanecieron en silencio, la joven mantenía la mirada en su bebé durmiente.

Se sintió muy preocupada, si Pris ya debía dormir alejada de ella, eso significaba que tendría que volver a compartir el lecho con Clemens. No quería eso, temía que él volviese a tocarla, definitivamente lo haría, no quería que volviera a hacerlo.

Después de que Kaira y Aina salieron de la habitación con la cuna, Silje habló sin apartar la mirada de Pris:

—Ragna —la mujer dirigió su atención hacia ella—, ¿por qué Pris debe tener una niñera?

—Ya hemos hablado de esto —le recordó Ragna—, es algo muy común entre los nobles.

—No necesito a una niñera para que crie Pris —afirmó Silje con una acomplejada expresión—. Yo no soy una noble.

—Al casarte con Clemens lo eres —afirmó la mujer, notando la condición de la chica.

—No —negó Silje—, no lo soy —habló sintiendo como sus ojos lagrimeaban, elevó la mirada hacia Ragna —. Sólo soy una esclava que está aquí porque no tiene más opción —expresó con voz quebrada.

La mujer sólo la miró de manera afligida.

—Tendré que volver a dormir con él —habló la joven tratando de contener los sollozos que amenazaban con salir.

—Sí, deberás volver a dormir en la habitación principal —afirmó Ragna.

Hacía mucho que se había más que acostumbrado, o resignado, a que tendría que dejarse someter a la voluntad que los hombres quisieran ejercer sobre su cuerpo, durante mucho tiempo sintió que ya ni siquiera le importaba. Pero después de experimentar aquellas reacciones de su cuerpo ante los toques de Clemens, sentía miedo cada vez que él se había acercado a ella íntimamente, y ahora, después de haber pasado tanto tiempo sin ser tocada, y saber que pronto volvería a enfrentarse a lo mismo, no podía más que lamentarse.

Finalmente, tratando de no hacer ruido y no agitar mucho a su hija, Silje se puso de pie y junto a Ragna salió de la habitación. Mientras caminaba por los pasillos no pudo evitar que el constante movimiento despertara a Pris, a quien trató de calmar haciendo el mismo sonido que Aina había usado aquel día para tranquilizarla, había aprendido a hacerlo y a Pris parecía agradarle.

Cuando llegaron a la habitación, Ragna dejó ahí a Silje y se retiró del lugar. La joven vio a Kaira y Aina aún acomodando la cuna de su hija en un lado de la habitación, mientras que, al otro lado, junto a una pequeña cama, se hallaba de pie una joven mujer de cabello negro. Ésta se quedó algunos largos segundos parada en el lugar con la mirada fija en su nueva ama. Así mismo, la joven madre también se quedó de pie frente a la puerta con la mirada fija en la chica, presuntamente la niñera de su hija.

SiljeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora