Capítulo 17

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Un nombre

La joven permanecía sentada en una silla, con ambos brazos cruzados sobre el borde de la cuna y a la vez con la barbilla recargada en éstos, miraba a la bebé dormir tranquilamente. No había nada que disfrutara más que eso, verla tan tranquila y pacífica.

Había algo sumamente cálido y reconfortante que nacía en el pecho de Silje cada vez que estaba cerca de su hija. Llevaba ya tal vez una hora durmiendo, y en todo este tiempo la chica no se había despegado de su cuna.

La habitación estaba sumida en un tranquilizador silencio, Kaira y Aina estaban sentadas junto a la pared, mientras que Ragna estaba sentada al otro lado de la cuna, había comenzado a tejer un vestido para la bebé, deseaba tener una mayor habilidad para el tejido, así como para el bordado, al final el tejido no estaba saliendo como esperaba, así que hoy había comenzado a tejerle un par de zapatos, que, a su parecer, estaban quedando mucho mejor. Por supuesto, no era mucho, ni algo elegante, pero deseaba hacer algo para ella.

Habían pasado ya tres días desde el nacimiento de la bebé, Silje había pasado en cama todo el resto del día del parto y casi la mitad del siguiente, estaba bastante bien físicamente, a pesar de ese desmayo que había tenido después de la llegada de su hija.

Estos días habían sido bastante tranquilos, la niña no lloraba mucho durante el día y era bastante fácil de calmar, aunque por la noche era otra historia. No había una niñera o nodriza para la bebé, era la propia madre quien tenía que atender a su hija. La joven evidentemente no tenía idea de qué hacer en la mayoría de los casos, no sabía cambiar los pañales, hacerla eructar y tenía miedo de levantarla, bañarla, o cambiarla de ropa, así que Ragna tuvo que ayudarla desde el día en que nació. No era como que ella tuviese mucho conocimiento en la crianza de los bebés, pero al menos sabía lo suficiente, después de todo, desde pequeña se había hecho cargo de un par de sus hermanos menores.

La bebé de pronto comenzó a moverse en su cuna, y comenzó a llorar, Ragna miró hacia ella. Vio como Silje rápidamente se puso de pie y estiró los brazos para tomarla, pero dudó a mitad del camino y retrajo sus manos, entonces dirigió la mirada hacia la mujer al otro lado de la cuna.

—Ragna... —musitó la chica suplicante.

—Vamos, tú puedes hacerlo —la alentó Ragna. La joven sólo negó, finalmente la mujer dejó a un lado su tejido y se puso de pie para tomar a la niña, en cuanto la tomó ésta se calmó.

Silje volvió a tomar asiento en su lugar y extendió los brazos para tomar a su hija. Ragna se la entregó, y e inmediatamente su madre la acomodó en sus brazos, esto era algo ya sabía hacer bien, a diferencia de levantarla de la cuna.

A pesar de que ya había una habitación preparada para la bebé desde antes de que naciera, ambas habían estado durmiendo en la vieja habitación de la chica. Y probablemente lo haría durante mucho tiempo más, ya que al parecer el Señor Clemens no pensaba contratar a ninguna niñera para su hija, así que ella, o más bien ellas, tendrían que hacerse cargo. La joven se sentía muy tranquila y agradecida al respecto, la aliviaba no tener que dormir junto a Clemens.

Ahora que Silje ya había dado a luz, Kaira y Aina podían descansar de sus vigilias nocturnas, sin embargo, ahora era Ragna quien no había podido descansar, las últimas tres noches tuvo que dormir sentada junto a la cuna, por si es que la bebé lloraba y tenía que levantarla para entregársela a su madre, generalmente se calmaba sólo con sentir el calor de la mujer y esta no tenía que llevarla a Silje a menos que no se tranquilizara, pues entonces tenía hambre.

Lamentablemente, la niña se despertaba mucho durante la noche y aunque no era difícil tranquilizarla si era cansado para Ragna levantarse tantas veces. Le parecía muy irónica la situación, jamás deseó tener hijos, ni siquiera llegó a pensar en criar a su propio hijo si hubiera tenido la oportunidad, pero ahora debía cuidar a una bebé que ni siquiera era suya. Lo cual hacía más que nada por Silje, ya que realmente eso no estaba dentro de sus obligaciones, aunque en realidad, el tener cerca a la bebé no le era molesto, más allá de las noches sin dormir bien.

SiljeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora