Moa
La leve lluvia caía, mientras que la joven embarazada en el balcón observaba las gotas, la fresca brisa movía sus cabellos que le acariciaban las mejillas. A pesar de las insistencias de Kaira y Aina para que entrara a la habitación, ella se había empeñado en quedarse ahí, el clima no era demasiado frio, pero a las chicas les parecía que la manta que cubría sus hombros no era suficiente.
Le habían llevado un poco de leche caliente para que aumentara su calor, pero después de unos cuantos tragos la había dejado sobre la mesita a su lado y no la volvió a tomar, ya debía estar fría. Tampoco había tomado todo su desayuno, habían insistido mucho en que lo terminara, pero no lograron que comiera más, simplemente fue al balcón a sentarse, al comenzar la lluvia se negó a levantarse, así que sólo pusieron una manta alrededor de sus hombros y se quedaron junto a la puerta dentro de la habitación.
Estaba actuando raro, nunca hablaba demasiado, pero hoy estaba especialmente callada. Llevaba unas dos horas ahí sentada, recargada contra la silla y con ambas manos entrelazadas sobre su vientre, se veía muy seria, más de lo usual; parecía estar perdida en sus propios pensamientos; muy ausente.
Cuando la puerta sonó y Ragna entró, ambas jóvenes la miraron con la esperanza de que ella la convenciera de entrar y cubrirse. Al vislumbrar a Silje en el balcón, la mujer dirigió una mirada disgustada a Aina y Kaira.
—No deberían dejarla estar a la intemperie con este clima —las reprendió la mujer.
—No quiso escucharnos cuando le insistimos en que entrara —habló Kaira cuando Ragna pasó junto a ellas para salir al balcón.
—Anty —la llamó Ragna, pero la susodicha, no la miró, ella seguía fija en la lluvia que caía—. Anty —volvió a llamar la mujer, finalmente la joven le dirigió la mirada, dándose por primera vez cuenta de su presencia—. Debes...
—Creo... —la interrumpió la joven, y se volvió nuevamente a la lluvia— que ya he cumplido diecinueve.
—¿Eh? —expresó la mujer por sus repentinas palabras.
—Mi madre me dijo que para cuando las lluvias ya se han ido, yo ya he cumplido un año más en este mundo.
—¿Tu cumpleaños es en verano? —más que pregunta fue una afirmación—. ¿Qué día es exactamente?
—No lo sé, sólo sé que para cuando las lluvias terminan tengo un año más —aseguró la joven—. Tal vez ya lo cumplí, tal vez aún no. No estoy segura.
Ragna guardó silencio un momento. Había algo en la voz de Silje, no sabía muy bien cómo interpretar su tono. Se oía melancólica, seria, triste, más decaída y apagada que de costumbre, tal vez fuese que pensara en su madre, o podría ser también que el no saber exactamente un detalle tan simple como su día de nacimiento fuese algo que le afectase.
El hecho de que durante las lluvias cumpliría otro año era algo en lo que había pensado desde que la primera lluvia de ese año había caído, era en lo primero que pensaba todos los años al ver la primera lluvia, este pequeño dato de su vida, era algo que nunca había compartido con nadie. Y este no era el motivo de su ánimo en este día, desde ese acontecimiento ocurrido en su vientre durante la noche, no había estado tranquila.
El pleno y consciente conocimiento de la vida que se formaba dentro de ella, la había afectado de tal manera que ni ella misma podía comprender, aunado a esto, estaba el saber lo que pasaría con él una vez que saliera de su cuerpo; se lo llevarían inmediatamente. Si ella lograra quedarse en esta casa se preguntaba si siquiera podría volver a verlo, si es que pasaría el resto de su vida encerrada en esa habitación sin la posibilidad de tenerlo frente a sí; si es que al menos al nacer podría ver su rostro, si podría tocar su piel; si es que podría sostenerlo.

ESTÁS LEYENDO
Silje
General FictionSilje es una esclava vagstiana que ha sido comprada por un noble con un solo propósito: Darle un hijo. Obra registrada ©. No está permitida la copia y/o adaptación total o parcial de esta historia.