Prólogo

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Siempre sometida, encerrada, obediente, cargando cadenas, transcurría su existencia. Creció sin conocer conocer la libertad.

Su realidad era esta, no había más. Los cuestionamientos del por qué, los había dejado atrás. Atrapada en un adoctrinamiento total, simplemente se dedicaba a ser dócil y complaciente; sólo seguir órdenes, sin importar cuan humillantes y denigrantes fueran.

Esta era la manera en la que el mundo funcionaba. Había niveles y entre todos, ella tuvo la mala suerte de nacer en el más bajo.

Hacía tiempo que había aceptado que tenía que pagar por los pecados que cargaba en su sangre, atrocidades que resonaban en su subconsciente. Siempre convencida de que esto era lo que merecía.

Su esclavitud estaba arraigada en los más profundo de su alma y su voluntad.

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