No soy nada
Silje se sintió reconfortada al volver a pisar el jardín, había nieve sobre el lugar, pero pudo visualizar junto al muro algunas flores silvestres que estaban comenzando a florecer, manifestando la llegada de la primavera.
Con su hija en brazos, la joven se dedicó sólo a caminar por al rededor del lugar. Sintió cierta emoción por ser la primera vez que Pris estaría fuera de las paredes de la mansión, deseó que la primavera llegara de una vez, para que la bebé pudiera ver la belleza de este lugar. Aunque para ella, realmente el lugar no perdía su encanto.
La chica prestaba mucha atención a su bebé, esta se mantenía despierta, estaba muy atrapada entre sus mantas, sólo su rostro sobresalía entre éstas. Parecía atenta al rostro de su madre.
Silje quiso que observara la nieve, el estanque aún congelado y el cielo, la bebé no pareció prestar atención a nada, sólo a una de las flores silvestres que la joven cortó y colocó justo frente a ella, incluso, intentó liberar sus manos, como si tuviera el deseo de tocarla.
Al cabo de un rato, Pris comenzó a llorar, por lo que, al notar que tenía hambre, Silje fue a sentarse al banco en que Aina y Kaira esperaban para amamantarla.
—Pronto será hora del almuerzo —habló Ragna, parada junto a ella—. Ya deberíamos volver.
Sólo esperaron a que la chica terminara de alimentarla para regresar a dentro.
Estaban yendo hacia la habitación de Pris cuando al doblar en una esquina de los pasillos, las cuatro se detuvieron abruptamente al encontrarse con una escena.
Recargada contra la puerta de una de las habitaciones, se encontraba Ylva, mostrando una gran y placentera sonrisa mientras Clemens le besaba el cuello, a la vez que sus manos recorrían su cintura.
Fue precisamente la mujer la que se percató de la presencia de las otras cuatro al final del pasillo. Sus ojos se abrieron con miedo al ser consciente de ello, de inmediato, sus manos, que hasta ese momento se hundían en el pelo de Clemens, fueron llevadas al pecho de éste para apartarlo de sí.
Fue entonces cuando el hombre notó la presencia de su esposa y las mujeres que la acompañaban.
Silje se sintió atónita, absolutamente desubicada, no supo cómo proceder ante esto, por un instante pensó en darse la vuelta y retirarse, pero no fue capaz de moverse. Su mirada se conectó con la de Clemens, este pareció sorprendido por su presencia, pero muy rápido la sorpresa pasó a indiferencia, y así, sin más, tomó el brazo de Ylva y abrió la puerta contra la que esta estaba recargada para llevarlos a ambos dentro de la habitación.
Todas se quedaron de pie en el lugar sin decir una sola palabra, sorprendidas por encontrarse con esta escena aquí, no obstante, Silje era la única que estaba sorprendida porque estuviera pasando algo entre Clemens e Ylva.
—Vamos —dijo Ragna detrás de ella, colocando una mano en su espalda para que caminara—, hay que llevar a Pris a su habitación.
Al llegar a esta, Kaira y Aina se encargaron de avivar el fuego en la chimenea y para que la madre y la bebé entraran en calor.
Con su hija en brazos, Silje se sentó frente a la chimenea. En su mente se repetía lo que acababan de ver, Ylva estaba involucrada con Clemens. La mujer llevaba menos de un mes en esa casa, ¿cuándo había comenzado?
—Ylva y el Señor... —murmuró la joven—, ¿desde cuándo?
—Probablemente desde que llegó —habló Ragna—, o al menos, desde entonces Clemens debió tener la intención de llegar a eso.

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Silje
General FictionSilje es una esclava vagstiana que ha sido comprada por un noble con un solo propósito: Darle un hijo. Obra registrada ©. No está permitida la copia y/o adaptación total o parcial de esta historia.