Capítulo 1

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Esclava

Nunca había visto a tantos hombres interesados en ella, fingiendo interés en comprarla, sólo para poder manosearla un poco.

Estuvo largas horas en el lugar de venta, con sus manos encadenadas, y sin recibir otro alimento más que agua desde esa mañana.

Las primeras en ser vendidas fueron las dos niñas pequeñas, no podía dejar de mirarlas desde que habían sido subidas a la carreta para ser llevadas al centro de comercio, se preguntaba si es que ellas habían nacido en Pelsvar, o si como ella habían nacido en Vagstia. Debían tener al rededor de la misma edad que ella cuando comenzó a trabajar en la granja del amo.

Ella había pasado de la granja a la mansión desde hacía dos años, creía que pasaría ahí el resto de su vida, pero el Señor de la casa al parecer estaba entrando en una mala situación económica, y una de las medidas para recuperarse era deshacerse de los esclavos menos útiles de sus propiedades, como se esperaba, habían comenzado con las jóvenes que trabajaban dentro de la mansión, la granja y las fincas.

Una de esas niñas llamó especialmente la atención por el rojo de su cabello, un hombre intentó comprarla, pero al no tener suficiente efectivo, compró a la otra, poco después dos hombres pelearon por la otra, ofreciendo una cantidad mayor a la que el otro ofrecía, hasta que finalmente uno de ellos se la llevó.

Observaba a la pequeña siendo llevada en un carruaje sintiendo una profunda pena por ella. No apartó sus ojos del transporte alejándose hasta que un hombre se acercó a ella.

Era alto, mucho más que ella, tenía una barba incipiente de color negro al igual que sus cabellos, en contraste con un par ojos claros, de una tonalidad azul. Se acercó mucho a ella y caminó a su alrededor examinándola. La joven bajó la mirada cuando el hombre volvió a posarse frente a ella, entonces él tomó bruscamente su barbilla haciéndola mirarlo y observó con cuidado su rostro.

Su mirada era muy seria, no pudo evitar admirar sus hermosos ojos azules. Entonces él bajó sus manos a sus costados, tocando su cintura, sus piernas y finalmente volviendo arriba para examinar sus senos. Ella no hizo ningún movimiento, no era el primero en examinarla de esta manera hoy.

—Me la llevaré —dijo el hombre después de quitar sus manos de ella.

Se dirigió a su vendedor, para cerrar el trato, una vez pagada la cantidad, éste le entregó una pequeña bolsa de tela. Escuchó atentamente la cantidad por la que había sido comprada, esa cantidad era lo que ella valía; lo que su vida valía.

Después de pagar por ella, fue subida a un carruaje junto al hombre, antes de que la puerta de este fuera cerrada miró a sus compañeras, ellas también la miraban, sólo reconocía a cinco de ellas de sus trabajos en la granja y la casa grande, no podía decir que sentía cariño hacia ellas, pero sintió una especie de tristeza por ser la última vez que las vería.

El hombre que estaba sentado frente a ella le dirigió la mirada sólo unos instantes, antes de comenzar el viaje, a lo largo de éste la miró muy ocasionalmente, ella también trataba de no mirarlo, se preguntaba si él era su nuevo amo, o sólo era un empleado de este, el encargado de comprar y organizar a los esclavos. La había subido junto a él al mismo carruaje, uno para nada ostentoso, asumió que lo más probable era que sólo fuera un empleado. A lo largo del viaje mantenía la mirada mayormente en el suelo del carruaje, en sus manos esposadas, o en las cortinas de una de las ventanillas apenas pudiendo ver el paisaje.

Fue un viaje largo; realmente largo, habrían pasado tal vez tres horas, y había transcurrido totalmente en silencio. Cuando finalmente llegaron a su destino, se permitió observar lo que pudo con atención, la residencia era enorme, veía los jardines, y más allá muchos árboles por los que se adentraban caminos. Mientras se introducían en la propiedad, el carruaje fue rodeando la mansión.

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