Ora por los malvados -COMPLETO-

Capítulo 89: Sentencia de Vida (Parte 4)

CAPÍTULO 89: Sentencia de Vida (Parte 4)

Lavenham, Suffolk

3:30 a.m.

Apenas había un crack cuando los dos hombres aparecieron en la calle, y antes de que cualquiera de ellos pudiera parpadear, cada fuente de luz explotó simultáneamente. Debería haber sido lo suficientemente fuerte como para despertar a los vecinos, pero ni siquiera el sonido del viento era audible. Ya no. Bedivere comenzó a moverse, usando la oscuridad que lo rodeaba como su disfraz. Y aunque la mente de Augusto le estaba gritando que abandonara el barco, lo siguió sin embargo.

Habían pasado casi cuarenta y ocho horas desde que Bedivere anunció la desaparición de Yaxley. Cuarenta y ocho horas en las que a ninguno de los hombres se les había permitido comer o dormir. La situación era demasiado grave como para perder tiempo en tareas inútiles. El niño de Bedivere había intentado seguir sus pasos, pero simplemente no fue construido para ello. Había una razón por la cual los Inhablantes eran tan temidos, incluso por sus colegas. Estaban lejos del mago normal. Su falta de necesidad de descanso o sustento era simplemente la punta del iceberg en cuanto a lo que su trabajo los había convertido.

Habían aparecido por todo el país, buscando en todas las casas de seguridad de los Caballeros de Walpurgis que Bedivere conocía. Y cuando esa búsqueda los dejó con las manos vacías, se vieron obligados a comenzar la vigilancia de todas las familias de la organización, grabando sus idas y venidas con la esperanza de encontrar un lugar que uniera a cualquiera de las familias.

La mayoría de las familias de la organización eran bastante públicas. Rico o poderoso o ambos, no había sido difícil recoger sus senderos y comenzar el reconocimiento. Solo había una familia que resultó ser complicada para ellos, siendo los Snydes. Era un nombre que Augusto nunca había escuchado antes de comenzar su trabajo encubierto con los Mortífagos. Nunca había conocido a un Snyde en Hogwarts ni en el Ministerio. No había Snydes en el Departamento de Misterios, Azkaban, Diagon Alley, Hogsmeade, o cualquier otro lugar donde un mago podría ser encontrado comúnmente. Había llegado al punto en que Augusto había pensado que el nombre era otra portada que Deimos y Phobos emplearon para proteger sus identidades de un Mortífago abiertamente curioso.

Pero ese no fue el caso, no según Bedivere. Los Snydes eran una familia, está bien. Simplemente no uno con ningún registro. Apenas había información sobre ellos en el Ministerio, nada más que sus certificados de nacimiento y defunción, así como sus declaraciones de impuestos. No hay información sobre su historia familiar o ocupaciones actuales. Ni siquiera una sola foto de ellos. Para la mayoría de la población, los Snydes no existían. Y los que aprendieron sobre su existencia nunca los encontraron lo suficientemente relevantes como para recordar.

Augustus había pensado que Bedivere Parkinson era inmune al miedo. Un Mortífago y el Jefe del Departamento de Misterios, lo había visto enfrentarse al Señor Oscuro mientras estaba furioso sin siquiera parpadear. Lo escuché hablar de todas las monstruosidades en lo profundo del Departamento de Misterios con un tono fresco y tranquilo. Este fue el hombre que habló de derrotar al Señor Oscuro como si fuera una conclusión inevitable. Otra pequeña tarea en su lista de tareas pendientes. Y, sin embargo, como habían hablado sobre el señor Snyde durante el último día, Augusto no pudo evitar ver una pizca de vacilación en lo profundo de los ojos de Bedivere.

Pero mientras Bedivere estaba preocupado por el señor Snyde, Augustus estaba preocupado por el propio Parkinson mayor. Cada momento que pasaba en su presencia, no podía evitar estar nervioso. Incluso si él no era un indescriptible y no había superado la necesidad de dormir, Augusto habría optado por sucumbir a la locura por la falta de sueño en lugar de cerrar los ojos con Bedivere en la misma habitación.